Charlas que son una verdadera caja de pandora

El motor que mantiene en funcionamiento cada emisión de No está todo dicho son los temas que se proponen y acerca de los que cuales los integrantes del equipo que hace el programa y los oyentes van aportando opiniones y ocurrencias. Además de los segmentos en que se despliega esta dinámica hay intervalos en los que suena música con temas de moda, que en ciertas circunstancias se vuelven un tanto extensos.

Las charlas son una verdadera caja de Pandora. A merced de la asociación libre de los participantes, muchas veces el diálogo se encamina por senderos con sentido enriquecedor. Otras, el intercambio se orienta hacia terrenos en los que lo que predomina es el divague. En esos casos lo que se enriquece es la risa y al muy buen trabajo de humor que realiza Gabriel Acosta -sobre todo con las intervenciones del padre Paco, un cura gay con ideas preconciliares- se suma este inesperado ingrediente. En cuanto a los temas, el conductor, Guido Kaczka, es el que más aporta y mejor acierta en la elección de los mismos. Otras veces es la actualidad la que impone el tema sobre el cual charlar.

Aunque por estos días no participa por estar de vacaciones, no se puede dejar de decir que la coconductora del ciclo, Claudia Fontán, es una de las que más participa en esos intercambios, con opiniones, recuerdos, consejos domésticos y anécdotas de su vida personal y de su experiencia en el ambiente artístico. Sus intervenciones tienen lugar la mayoría de las veces con la gracia y el carisma que la caracteriza, aunque en ciertas circunstancias la abundancia y extensión de las mismas resulta un tanto excesiva. Las ocurrencias de Santiago Calzarotto, con su estilo de pibe joven de barrio, son muy graciosas. El...

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