Otra chance: el desafío de conseguir empleo tras cumplir condena

Mario está planeando volver a la cárcel. Le resulta extraño, pero esta vez quiere ir. Lo piensa una y otra vez. Se imagina nuevamente en ese lugar. Sí, le gusta la idea. Desea pararse frente a esos hombres entre los que una vez estuvo y decirles: "Muchachos, se puede salir adelante". Contarles que él, que pensó que no había vida posible después de tantos años de encierro, logró hacerse un lugar. Compartir con ellos que afuera no todos tienen prejuicios por su condición de ex convicto. Que hay gente que confía, que confió en él. Que hoy es un hombre libre que tiene un trabajo digno con el que puede mantener esa libertad.

Por todo eso, Mario volverá a la cárcel. Pero esta vez no irá preso por haber cometido un delito, como lo estuvo durante 11 años. En esta oportunidad formará parte de un grupo de gente que brinda charlas de capacitación laboral en los penales. Entre esas personas estará su actual jefe, Federico Cuomo, presidente de la Unión Industrial de Avellaneda y dueño de una empresa envasadora de agua en bidones.

Cuomo comenzó a ir a las cárceles a través del contacto con pastores evangélicos. "Mario es el segundo ex convicto que contrato. Lo conocí cuando él estaba en prisión. Allí hizo algunos trabajos para nosotros y cuando salió le ofrecí empleo en mi empresa", cuenta a LA NACION.

Como Mario cuando estuvo detenido, unos 25.000 presos de todo el país forman parte del , según el último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena (Sneep), de 2013. Representan alrededor del 40% de la población carcelaria total, que es de 64.109 personas. En las , donde están alojados 9795 presos, tiene trabajo el 75% (7380) del total de detenidos.

La ley de ejecución de la pena privativa de la libertad (24.660) establece el derecho de todos los presos a trabajar y sostiene que las actividades tendrán "como finalidad primordial la generación de hábitos laborales, la capacitación y la creatividad". Además, determina que no se obligará a ningún interno a trabajar, aunque "su negativa injustificada será considerada falta media e incidirá desfavorablemente en el concepto".

Fuentes de la Procuración Penitenciaria de la Nación (PPN) explican que aunque no existen restricciones formales para que un preso pueda acceder al trabajo -es decir, que el tipo de delito que cometió o sus calificaciones no deberían ser obstáculos-, las estadísticas "confirman que no todos los detenidos son afectados [a un empleo], lo cual denota canales de...

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