Chaikovsky, la no-danza, lo gremial y lo político

En estas dos últimas semanas hubo galas de ballet en el Teatro Colón y en el Coliseo que contaron con la presencia de destacadas figuras internacionales. La del Coliseo la organiza una productora privada que, a lo largo de las nueve galas anteriores, convocó a 28.000 espectadores que pagaron de 20 a 150 dólares. Lo cual demuestra claramente que ahí hay un nicho propio de público. Ese tipo de expresión coreográfica definida por el rigor técnico y lo más refinado de lo clásico (o lo clásico del contemporáneo) al coreógrafo francés Jérôme Bel lo aburre. Lo suyo es lo opuesto: la no-danza. En ese mismo lapso, presentó dos trabajos en proceso que siguen esos lineamientos. Fue otro éxito de público. A las cuatro funciones se acercaron mil espectadores lo que demostró que también en ese nicho hay una audiencia propia. Todo esto sucede mientras varios espectáculos nacidos y criados en la escena de la danza contemporánea independiente buscan su lugar en el mundo y mientras el Ballet Contemporáneo del San Martín hoy repone otra...

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