La CGT no aceptaría la propuesta oficial y avanzaría hacia el paro

En la casilla del teléfono de uno de los integrantes del triunvirato de mando de la CGT se amontonaron durante el fin de semana decenas de mensajes de texto. La mayoría de los emisarios eran sindicalistas que habían comenzado a cambiar su postura con respecto al promovido paro que la central obrera lanzó sin fecha para mantener abierta bajo presión una negociación con la Casa Rosada.

La cúpula de la CGT unificada fue citada para mañana al Ministerio de Trabajo. El anfitrión, Jorge Triaca, será el encargado de transmitir la propuesta oficial. La oferta consistiría en un bono de fin de año de entre 500 y 1000 pesos únicamente para beneficiarios de AUH y jubilaciones bajas, y establecer topes en la exención del impuesto a las ganancias sobre el medio aguinaldo de diciembre. Algún miembro del gabinete económico será el responsable de exponer ante los gremialistas sobre el costo fiscal de la medida. De esta manera, tal como el sábado pasado adelantó LA NACION, no habría una bonificación adicional para estatales ni tampoco el Gobierno obligaría a los privados a afrontar un pago extra.

Conocida de manera informal la oferta del Gobierno, en la CGT unificada hubo una reacción inmediata, aunque no uniforme. Fue la primera certeza que recibieron los sindicalistas de que la Casa Rosada no aceptaría universalizar el bono de fin de año ni el alivio impositivo de los salarios de diciembre.

Dirigentes que hasta hace unos pocos días ponían reparos para avanzar hacia un paro endurecieron su postura. El jefe de los colectiveros de la UTA, Roberto Fernández, es uno de ellos. También el líder gastronómico, Luis Barrionuevo, que está viviendo en su gremio una preocupante caída del consumo y del empleo, según informes que manejan sus allegados en la CGT.

Hasta anoche, en la central obrera primaba la idea de activar la medida de fuerza, aunque sin romper del todo con el Gobierno. ¿Cómo sería eso? Hay gremialistas y funcionarios que coinciden en que el paro sería una manera de descomprimir no sólo el malestar social, sino también la interna cegetista, sacudida recientemente por la amenaza del camionero Pablo Moyano de abandonar la central ante la docilidad del triunvirato de mando. La advertencia del hijo de Hugo Moyano avivó a disidentes que no descartan como última opción construir una central propia.

Si el triunvirato cegetista avanzara hacia el paro, obedecería al mandato que le otorgó el Comité Confederal el 23 de septiembre pasado. Aquel día, 180 gremios...

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