CFK vs. Macri: de lo tóxico a la 'picardía'

El virus kirchnerista puede ser muy contagioso, tanto como para que en la semana que pasó, algunos funcionarios del actual gobierno, inclusive, hayan mostrado algunos síntomas precoces de contraerlo. Convendrá que se vacunen a tiempo para que esa aguda enfermedad autóctona del poder no termine transformándolos en lo que no querían ser.

La primera chicharra de alarma sonó ya entrada la madrugada del lunes último, durante el escrutinio de las PASO, al frenar justito cuando los votos de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires empezaban a equipararse con los de Esteban Bullrich, y se achicaba la importante diferencia que éste le había sacado en las primeras horas.

¿El Gobierno puede elegir los telegramas que carga el sistema?: no. ¿Maneja, en cambio, el ritmo de la carga?: puede. ¿Lo hizo?: perjuran que no. Lo cierto es que en horario prime time festejaron como si hubiesen ganado en todos los niveles (nacional, Capital Federal y provincia de Buenos Aires).

Una nueva alerta se encendió con el anuncio oficial del aumento de las jubilaciones -algo que antes hacía la ex presidenta con bombos y platillos, como si fuese un regalo personal de ella y no un ajuste periódico ordenado por ley-; al menos debe agradecerse que ahora no haya sido en cadena.

Y como no hay dos sin tres, la tercera no tardó en llegar: la "picardía" del Consejo de la Magistratura de suspender al anómalo multimillonario camarista Eduardo Freiler, aprovechando la demora de la Corte Suprema en tomarle juramento al nuevo miembro del cuerpo, Mario Pais. El episodio, para colmo, produjo declaraciones celebratorias del presidente Mauricio Macri que en cualquier caso resultarían imprudentes, pero peor aún si, como parece, hubo un minucioso mecanismo de relojería, combinado con el titular del alto tribunal, para que Pais llegase al organismo cuando ya todo se había consumado. En una lectura más concesiva de estos acontecimientos se podría decir que se trata de un mal menor (la "picardía") por un mal mayor (la suspensión del atornillado Freiler). O aplicar una mirada ingenua y pensar que fue sólo una "casual" ventana que se abrió, como gustan decir los cronistas lineales del oficialismo.

Puede ser, pero... atenti, porque kirchnerizarse es sólo un camino de ida. Se empieza de a poco ("No miren lo que digo; miren lo que hago", decía Néstor Kirchner cuando era presidente y las reglas del juego del sistema aún no habían sido tan vulneradas), pero el poder engolosina y termina...

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