Cerca del default, lejos de la sociedad

A veces, las cosas son como parecen que son. Todo indica que la Argentina camina hacia una colisión estrepitosa con el Fondo Monetario . Y tal vez será así, aunque los optimistas prefieren suponer que las actuales tensiones son propias del tramo final de una negociación. No hay ningún argumento que respalde el optimismo, salvo la presunción de que el Presidente y su vice saben que la ruptura con el organismo multilateral significará desbarrancarse hacia una oquedad sin fin. El problema nodal tiene temas y también tiene nombres. El tema más importante es la falta de un plan económico ; hay solo consignas donde debe haber un plan, pero ellas solo sirven para los parlanchines políticos. Los nombres son el de Cristina Kirchner; el de Martín Guzmán , ministro de Economía, y el de Alberto Fernández , que tiene la lapicera, según la metáfora de la vicepresidenta, pero sin tinta. La tinta está en poder de Cristina . Todo es muy extraño, porque refiere a un exceso de microclima, a un debate endogámico que solo conforma al pequeño núcleo que manda en el país. Según encuestas de D’Alessio-Berensztein, el 90 por ciento de la sociedad prefiere un acuerdo con el Fondo Monetario antes que una ruptura. Más significativo aún: el 85 por ciento de los que votaron por el Frente de Todos tiene la misma opinión. ¿A quiénes les hablan, entonces?

Al Fondo Monetario no le pueden decir que bajarán el déficit fiscal, sino cómo harán para bajarlo. Ahí es donde se terminan las palabras. El déficit estará en 2022 en el 5 por ciento del PBI, que es una cifra enorme. También deberán explicarle cómo dejarán de emitir dinero espurio (sin respaldo cierto) y cómo irán sincerando el tipo de cambio. ¿Una devaluación? El tipo de cambio está atrasado, pero una devaluación sin confianza solo deparará una mayor brecha cambiaria. Ya sabemos que los argentinos están dispuestos a pagar 500 pesos por un dólar, en valores actuales, si desconfían de los que gobiernan o de sus planes. Por ahora, no existe un plan, ni bueno ni malo . La oportunidad de firmar rápido un acuerdo con el Fondo ya pasó. Hubo dos oportunidades imperdibles, aunque las perdieron: cuando asumió el gobierno de Alberto Fernández y las cifras macroeconómicas estaban más o menos ordenadas ( consecuencia de los pactos de Macri con el FMI ), o cuando comenzó la pandemia y nadie sabía cómo sería el mundo que la sobreviviría. Dos años y dos meses después, solo hay discursos tribuneros.

Alberto Fernández tiene una sola...

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