Cepo importador: la fábula de la hormiga y la cigarra, pero al revés

Ocho de julio de 1984; por una huelga de jugadores y en problemas económicos, Boca jugó con los números pintados con marcador en su camiseta; el vinilo textil con el que se estampa la indumentaria escasea y podría afectar a la Selección Nacional de Fútbol

Como queda poco tiempo para el Mundial y algún funcionario llegó a fantasear últimamente con la idea de que eso pudiera distraer por unos días de las penurias económicas, vale la advertencia: el vinilo textil, ese insumo que se usa para adherir los números a las camisetas, está faltando en la Argentina como consecuencia de las trabas a las importaciones. "No depende de nosotros: nosotros sólo hacemos las prendas. Pero 30 números no deberían ser difíciles de poner: las camisetas seguro van a estar", explican en Adidas. Al proveedor encargado de hacerlo, Artecolor, le convendrá mejor confiar en la Providencia: el Gobierno no tiene por ahora la solución.

La sola posibilidad de indumentaria sin números remite en el fútbol al peor momento de Boca . Aquel 8 de julio de 1984 en que, por una huelga de jugadores, el entonces equipo del brasileño Dino Sani salió a la cancha con juveniles y el DT asistente, Ernesto Grillo. Perdió 2 a 1 con Atlanta. Cuando llegó al estadio, Juan Bava, el árbitro, pidió que el local cambiara la camiseta para que no se confundieran los colores, y ahí vino el problema: Boca eligió el blanco, pero estaba tan mal económicamente que no tenía un juego sustituto y, para salir del paso, pintó los números con marcador de tinta azul. Las fotos del partido son dramáticas; muestran al Flaco Fornés, al Tuta Torres, al Pimpinella Tessone, los pocos que llegaron a primera de aquel plantel prematuro, con los números borroneados por la transpiración.

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Las restricciones para importar se agravaron en las últimas tres semanas. Industriales que vieron en estos días a Roberto Lavagna coinciden con el economista en que lo peor está por venir: a partir de la tercera semana de noviembre empieza a vencer el plazo de 180 días que el Banco Central les dio a muchas empresas para autorizarles dólares oficiales y es difícil que los proveedores estén dispuestos a seguir aguantando para cobrar. Según un cálculo de Ecolatina, se acumularon unos 10.000 millones de dólares que, si no se pagan, provocarán una especie de default comercial generalizado.

"No te voy a mentir", le contestó Sergio...

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