La Cava de Villa Itatí, un pozo donde los narcos imponen condiciones antes que el Covid-19

Aunque están separadas por el Acceso Sudeste, las villas Azul e Itatí tienen un vínculo simbiótico. Todo lo que ocurre en Azul repercute en Itatí. Si bien Azul está en Avellaneda e Itatí, en Quilmes, existen numerosos vasos comunicantes entre ambos asentamientos. Azul constituye la prolongación de Itatí, cuyo crecimiento desmedido provocó que mucha gente cruzara del otro lado del asfalto. Así nació Azul.Hasta hace cuatro días, cuando el gobierno bonaerense decidió blindar con policías Azul, ambos asentamientos estaban cercados por los narcos que instalaron sus cocinas en un sector de Itatí conocido como La Cava. Ahora, Azul e Itatí están acorraladas por el Covid-19.Pero cerrar Itatí, en caso de que aumenten los casos de coronavirus existentes, no será tan sencillo. Antes, la policía deberá pactar con los narcos que dominan La Cava, una sucesión de casillas instaladas en una pendiente que se precipitan 300 metros hasta el fondo del pozo. Allí viven más de 15.000 habitantes en casas sin medianeras, entre pasillos de no más de un metro de ancho.En ese pozo que se formó a principios de los 70 para alimentar los terraplenes del Acceso Sudeste los narcos encontraron terreno fértil para cortar y vender droga.Por la complejidad del terreno, sumamente inclinado, y la estrechez de los pasillos que separan las frágiles casas, la policía no entra. El único vestigio de la presencia de la fuerza está en el fondo del pozo. Allí, hace dos años se instaló un destacamento móvil que funcionaba en un contenedor, que se convirtió en el blanco de los constantes disparos de los narcos.El puesto policial fue instalado durante la gestión anterior, frente a una casa que funcionaba como búnker para la venta de droga y que fue derrumbada en un operativo.Según algunos vecinos de la villa, una parte importante del manejo de la droga en La Cava está a cargo de la familia Danza. Varios de los detenidos por venta de paco y marihuana el año pasado tienen ese apellido.Cuatro integrantes del clan Danza fueron sometidos a juicio oral en 2017 por tráfico de drogas. A pesar de haber sido detenidos, los puestos de venta de paco y marihuana siguieron funcionando. Desde la cárcel, el jefe de la familia continuaba con la administración de la banda. Según fuentes policiales, los soldaditos que custodian los puestos de ventas no dudan en disparar ante la presencia de extraños.En 2017, un soldadito de una banda rival del clan Danza mató un joven de 26 años que se dirigía a...

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