La cátedra del 'profesor' Fernández

Alberto Fernández

A la mañana embiste contra los jueces, violenta la división de poderes y atropella a la Corte Suprema. A la tarde se pone el traje de profesor y dicta cátedra en la Facultad de Derecho, donde se supone que debería enseñarse el respeto a la independencia y a la autonomía judicial. El protagonista de estas escenas contradictorias (registradas, una vez más, la semana pasada) es el presidente de la Nación, y por eso quedan expuestas y adquieren notoriedad pública. Pero ¿cuántos militantes de la doctrina del lawfare y del resentimiento contra la Corte ocupan hoy las cátedras de Derecho en las universidades nacionales? Formulada de otro modo, la pregunta de fondo sería esta: ¿cómo se están formando los abogados, los jueces y los fiscales de mañana? ¿Con apego a las normas y a los pilares del derecho o con una actitud combativa y militante que busca, precisamente, arrasar con la independencia judicial?

Las consecuencias de la enseñanza sesgada e hiperideologizada en las aulas universitarias suelen verse cuando ya es demasiado tarde. En las últimas décadas, por ejemplo, se advirtió el impacto -en juzgados y tribunales de todo el país- de las teorías zaffaronianas que se enseñaron con espíritu militante entre las décadas del ochenta y el noventa. ¿Se están formando ahora generaciones de discípulos de Justicia Legítima?

La imagen del Presidente al frente de un aula de Derecho justifica varios interrogantes . Uno de ellos (que tal vez parezca periférico, pero no lo es) pasa por esta suerte de "turismo docente" de alguien que, cada tanto, se hace "una escapada" a la facultad, siempre con fotógrafo y anuncio oficial, como si tomara la función de profesor universitario como una distracción personal o una operación menor de marketing político. La docencia -no es necesario decirlo- exige preparación, constancia, continuidad y método. A simple vista, todo eso parece ausente en el caso del Presidente, que, lejos de dar el ejemplo, mantiene su cargo universitario como una especie de hobbie mal atendido. ¿Firma alguna planilla de asistencia? ¿Desarrolla una parte del programa? ¿Prepara algún material didáctico? Tal vez sean preguntas que debería contestar la facultad. Distinto sería que fuera a dar "una charla", pero -de acuerdo con la información oficial- el jefe del Estado concurre a "dar clase" y a tomar exámenes, aunque lo haga de manera ocasional. ¿Se honra la función docente con esa mezcla de improvisación y ligereza? ¿Hay una suerte de...

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