Economía de las catástrofes: los terremotos son los malos gobiernos

En su zamba "Añoralgias", el grupo Les Luthiers le canta a un "dulce pueblito" del interior, con calor agobiante, diez meses de sequía al año y estación de huracanes. La canción plantea el temor de que esa tierra añorada haya cambiado mucho "después de la última erupción del volcán". El arroyito de la niñez ahora es un torrente de lava, que a veces se apaga, "cuando llega el tiempo de la inundación". Es difícil dormir por los gritos de miles de buitres que el cielo oscurecen, siempre algún terremoto aparece "y al atardecer llueven meteoritos".Si por casualidad un econometrista se diera una vuelta por este pueblo de fantasía y se pusiera a calcular el impacto de estos desastres naturales sobre el crecimiento de la economía, probablemente se llevaría una sorpresa: el costo, en términos de la producción, sería mucho más bajo que el esperado.Al menos, este resultado estaría en línea con la conclusión de un estudio aún no publicado del economista argentino Sebastián Galiani, profesor de Maryland y de Udesa, que analizó cientos de catástrofes naturales de las últimas décadas, desde los terremotos de Chile y Haití de 2010 hasta el tsunami del Índico de 2004, pasando por el huracán Katrina o tormentas e inundaciones mortales a gran escala."Descubrimos algo que nadie esperaba", explica Galiani, "ni los cataclismos que están en el 1% del extremo de la distribución ?y aquí estamos hablando de terremotos con más de un millón de muertos? son seguidos por un efecto importante sobre el crecimiento económico del mediano y largo plazos".Galiani realizó la investigación junto a tres colegas: Ian Noy, de la Universidad de Hawaii; Juan Pantano, de Washington en Saint Louis, y Eduardo Cavallo, del BID. Los estudios sobre consecuencias de desastres naturales son relativamente escasos en la literatura económica. "Todos los esfuerzos de la academia por lo general están puestos en mejorar nuestra habilidad para predecir las catástrofes, pero hay muy poco research sobre «el día después»", cuenta.Previsiblemente, los mejores estimadores de costos de estos episodios no están en la academia económica, sino en las oficinas de Lloyd?s, el mercado de reaseguros más antiguo del mundo, que vio comprometidas sus ganancias en un año como 2011, con alta concentración de catástrofes: el terremoto en Nueva Zelanda, las inundaciones en Australia, las tormentas de nieve en Europa, el terremoto de Japón y los huracanes estuvieron a punto de agotar los 100.000 millones de dólares que Lloyd?s...

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