Catalejo

Para mi cumpleaños, en octubre, un querido amigo mío me regaló una maceta. Esperen, sí, ya sé, no parece un gran regalo. Pero la maceta tenía tierra. Cierto, hasta acá viene un poco humilde (y nunca mejor usada la palabra). Pero miré a mi amigo y supe sin cruzar palabra que, hundida a un centímetro de profundidad, había una semilla. Supuestamente, de un árbol difícil de conseguir. En rigor, daba lo mismo. Un amigo te quiere y te conoce cuando te hace un regalo que no parece un regalo.En noviembre, asomó a la luz; hacia la mitad de diciembre ya tenía cuatro hojas. Iba demasiado rápido para ser el que se suponía que era, y sus hojas aserradas me recordaban a un arbolito que crece, espontáneo, cerca del diario, y cuyas flores son...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR