Un caso que une política, narcos y crímenes

Los cadáveres de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Sebastián Ferrón aparecieron en un descampado de General Rodríguez el 13 de agosto de 2008. Habían sido ejecutados seis días antes, se presume que en Quilmes, por los hermanos Martín y Christian Lanatta y Víctor y Marcelo Schillaci. El tráfico de efedrina, sustancia básica para la producción de metanfetamina, fue el detonante de ese triple crimen. Así lo determinó, el 20 de diciembre de 2012, el Tribunal Oral Criminal N° 2 de Mercedes cuando condenó a prisión perpetua a los dos pares de hermanos. Un año después, el Tribunal de Casación Penal bonaerense confirmó la penas.

En ambas sentencias se dejó constancia de la acusación contra Ibar Esteban Pérez Corradi como autor intelectual de los asesinatos. La causa por las muertes no tendría secretos por develar, pero aún queda por conocer la trama del negocio de la efedrina que llevó a los 16 disparos.

El 4 de febrero de este año el juez de Garantías de Mercedes Facundo Oliva resolvió que la investigación por el triple crimen debía pasar a la justicia federal, donde María Romilda Servini de Cubría lleva adelante una causa por el desvío de 40 toneladas de efedrina entre 2007 y 2008. Esa decisión llegó tras la cinematográfica fuga de los hermanos Lanatta y de Víctor Schillaci del penal de General Alvear, que entre el 27 de diciembre de 2015 y el 11 de enero pasado dio lugar a una cacería humana de todas las fuerzas federales y de las policías de Buenos Aires y Santa Fe.

Después de varios tiroteos y cientos de kilómetros recorridos, un bache y la falta de comida terminaron con la fuga. La cara de uno de los evadidos era familiar para los televidentes. Martín Lanatta había dado meses antes un reportaje a Jorge Lanata en el que acusó al ex jefe de Gabinete Aníbal Fernández de estar detrás del contrabando de efedrina para los carteles mexicanos.

Con la mano de obra criminal a la vista, el arresto de Pérez Corradi podría ahora enfocar la causa hacia potenciales conexiones...