Caso Maldonado: el apartamiento del juez Otranto deja la causa ante una inevitable pausa por varias semanas

ESQUEL.- Hacia Rawson, a 622 kilómetros de esta ciudad, se trasladan por estas horas los 13 cuerpos de la acción habeas corpus para encontrar a Santiago Maldonado. Una investigación sideral de 50 días y 2600 fojas que llevó adelante el juez Guido Otranto, con 250 horas grabadas de audiencias, 40 gigas de imágenes, videos y audios, que deberán volver a analizarse, junto con al menos 40 informes internos y personalizados sobre gendarmes y un sinnúmero de diligencias periciales cuyos resultados restan conocerse aún.

Si bien la fiscal Silvina Ávila seguirá investigando el expediente de desaparición forzada, la pesquisa para encontrar al joven entra ahora en una pausa inexorable por al menos varias semanas.

Se necesitarán horas de estudio pormenorizado para consustanciarse con los dichos y contradicciones de los más de 30 testigos hasta poder reanudar nuevas medidas de prueba. Otras tantas también para interrogar con eficacia a los jefes de la Gendarmería, cuyas testimoniales estaban pautadas para esta semana.

Como sucede con las causas resonantes, siempre politizadas de la Argentina, en las que pocas veces se dirime el fondo de la cuestión, descifrar el enigma del caso Maldonado supone un desafío mucho mayor: que el nuevo magistrado logre sortear las enormes presiones de múltiples actores, derivadas de un hecho extremadamente sensible, lacerante para la familia del joven tatuador y comprometedor para el Gobierno.

Difícilmente se llegue a las elecciones de octubre con el enigma esclarecido sobre qué fue lo que verdaderamente ocurrió con el joven en la vera del río Chubut el 1° de agosto.

Entre el cúmulo de gravísimas acusaciones hacia el juez Otranto, que promovieron su recusación, la Cámara de Apelaciones puso blanco sobre negro.

Convalidó sólo un argumento para apartarlo de sendas causas: la presunción -o el temor- de la familia Maldonado de que existió un adelantamiento de opinión o prejuzgamiento sobre un hecho que todavía es objeto de investigación.

Ese temor de las partes -señaló el fallo- se suscitó a raíz de una entrevista del magistrado con LA NACION, y los jueces al referirse a las partes hicieron una clara alusión a que la sospecha proviene de la familia y no es compartida por los camaristas que juzgaron su actuación. Por ello, le dieron la razón a Otranto en relación con los argumentos que el magistrado esgrimió para rechazar ambas recusaciones.

En esa línea, el tribunal superior refutó la creencia de que el juez hubiera ejercido una...

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