Caruso mira abajo y Tinelli, arriba

San Lorenzo es como la Argentina: conviven dos países, dos coyunturas ideológicas. El Gobierno cree en su propia realidad, la oposición insiste, en voz baja, que existe otro modelo de futuro. La misma nación, dos mundos. San Lorenzo se nutre de ello, luego del descalabro dirigencial y mezclado en la tensa calma de la comisión directiva provisional: es un universo pobre maquillado de riqueza. El Ciclón tiene los bolsillos vacíos, no debería engañarse con los aportes externos: las mismas deudas, los mismos compromisos incumplidos, los mismos deberes. Se salvó del descenso en la última curva. Se fueron los dirigentes votados por los socios apenas un año y medio atrás, acorralados por sus miserias y por la presión de ciertos grupos de poder. Lavó con maquillaje su cara con algunas piernas nuevas en un proyecto que se divide entre los que siguen mirando hacia abajo (lo que es lógico, si se percibe el promedio bajo y los recursos genuinos) y los que ahora espían hacia arriba (lo que no es descabellado, si se revisa la historia grande). Se parte al medio.Ricardo Caruso Lombardi no piensa en el título. Ni siquiera, "en pelear hasta las últimas fechas", esa frase hecha, de las tantas que andan dando vueltas por el fútbol. Es un técnico que se nutre del conocimiento de lo desconocido: se arma de atrás hacia adelante con jugadores secundarios, que con el tiempo alcanzan (al menos, algunos de...

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