Cartas tumberas

“No se puede hacer campaña con el culo en la mano.”

(De Aníbal Fernández.)

Rugían como bestias, pegaban zarpazos retóricos, tiraban carpetazos de canto, invitaban a escupir fotos de opositores, señalaban con el dedo, escrachaban con la AFIP y se entusiasmaban con la ruta sarmientina de “la espada, la pluma y la palabra”. Pero se tuvieron que conformar con Facebook.

Desde dentro de la reja, De Vido y Milagro Sala; desde afuera, Aníbal. Y D’Elía, rodeando la manzana a la espera de que la Justicia decida de qué lado ponerlo.

El que no perdió tiempo en hacerse oír fue don Julio. Desde que lo detuvieron, escribió varias cartas: una para recordar el nuevo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner. “Lealtad y coraje” fueron los términos que utilizó para caracterizarlo como el “abanderado de la restauración de la obra de Juan Perón”. No dijo si Cristina era la escolta. En realidad, ni la nombró.

En la segunda carta, se acordó de más compañeros. Le dijo “ortiva” –así, con “v”– a Gioja y lo amenazó con hablar; “chivo expiatorio”, al ex senador Emilio Cantarero, que fue el primero en dar fe a la prensa sobre pagos de coimas por la ley Banelco, y “monjes negros, traidores, inmorales y sin códigos” a Massa, Ocaña, Lousteau y Randazzo. De paso, pidió que lo expulsaran del PJ si lo creían un corrupto porque le da asco compartir ese espacio con Bossio.

Uno de esos textos fue dado a conocer mientras se jugaba el segundo tramo del superclásico en River. Mal momento para juntar likes. ¡Qué épocas las de los...

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