Cartas de los lectores

El paro general de la CGT

Que los sindicalistas no se pongan nerviosos cuando el Presidente habla de mafias. Hoy no habré ido a trabajar no porque haya adherido al paro, sino porque los sindicatos me han secuestrado en mi propia casa. Que no paren los transportes y veremos en la realidad cuánto se sienten representados los trabajadores por los sindicatos.

Gustavo Gil

mailto:gustavogil68@hotmail.com

Dijo el Presidente que respeta el paro, pero no lo entiende. Yo le quiero decir que el paro no merece ningún respeto y que se entiende perfectamente. El paro, de la manera en que está concebido, es ilegítimo. En el sistema democrático quien gana la elección aplica las políticas que considera adecuadas y la única manera de cambiarlas es por medio de otra elección. Pretender cambiarlas por las vías de hecho es extorsivo e implica un ejercicio abusivo del derecho de huelga consagrado en el (nefasto) art. 14 bis de la Constitución. Señor Presidente, esta actitud no merece respeto alguno, sino el más amplio repudio por cuanto atenta contra la voluntad de la mayoría expresada con el voto. Es absolutamente antidemocrática. Si a los gremios no les gusta el "modelo económico", que se postulen en la próxima elección y, si ganan, que lo cambien, quien gana tiene todo el derecho de aplicar las medidas que crea convenientes, nos gusten o no. El paro es un intento de imponer sus ideas por la fuerza y eso, señor Presidente, no merece ningún respeto.

Julián Benegas

mailto:julianbenegas@gmail.com

En un país que está tratando de salir del estancamiento al que lo llevó la corrupción, el paro es un despropósito que además le complica la vida a la gente. El país necesita reactivación, no paros.

Dirigentes gremiales, tengan a bien levantar la medida y sumarse a la reconstrucción de la Nación.

Carlos Alberto Castriota

DNI 10.627.447

Si queremos revertir la pronunciada decadencia que quienes tenemos algunos años podemos palpar, la Argentina debe volver a la cultura del trabajo. Protestar y dejar de trabajar es tan fácil como estúpido ya que empobrece al conjunto de la sociedad. La cultura del trabajo exige protestar de otra forma.

Si alguien pide más por hacer menos, lo razonable es negárselo. Ahora si alguien demuestra que quiere trabajar y que en signo de protesta lo hace de un modo que demuestre que le preocupan los demás, entonces su reclamo será tomado de otra forma. ¿Cómo se vería que los gremios convoquen al trabajo social en el día de protesta? Convocar a los...

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