Cartas de los lectores

Paro docente

Soy preceptora en el nivel secundario desde hace catorce años, y seis en el primario. Una sola vez hice paro para acompañar a mis colegas. Reclamo desde la conciencia del valor de la tarea que cumplo. ¿Mi trabajo es menos importante que el de un ministro, senador, diputado, juez, secretario, asesor? Todos los días me levanto feliz por ir al trabajo, sé que 32 adolescentes van a confiar en mi espíritu y mi intelecto para formar su personalidad, les señalaré el mejor camino, escucharé su corazón, secaré lágrimas fruto de situaciones conflictivas familiares, debatiré sobre temas profundos -como la droga o el aborto-, el respeto por la vida, por sus vidas. Los alentaré a confiar en sí mismos, los sostendré si su esfuerzo no fue suficiente y deberán repetir. Reiré con ellos y al final de cada día volveré a agradecer el trabajo realizado, aun cuando escuche a algún ministro decir: "Entiendo que los docentes están mal pagos"...

¿Y usted lo entiende, señor ministro?

María Verónica Alurralde

DNI 13.025.089

Adhiero a lo manifestado por la lectora Castiglioni, y agrego el testimonio de Francesca, una niña de siete años a quien visité en su domicilio. La semana pasada preparaba su mochila escolar con cierta ansiedad, ya que iniciaba segundo grado en un nuevo colegio, privado. Pregunté a su mamá el motivo del cambio. Sin palabras me mostró el único cuaderno incompleto que utilizó en primer grado junto con los libros de aplicación sin usar, que el Estado (nosotros, con nuestros impuestos) entregó gratuitamente en las escuelas públicas para el trabajo diario de maestros y alumnos. Este material inutilizado es dinero que se presupuestó para la educación en detrimento de otros destinos tanto o más importantes para la comunidad. Llevo 43 años trabajando en docencia universitaria y responsabilizo a los muchos maestros que marcharon el lunes 6 de un amplio porcentaje de la pobreza intelectual y material que señalan los índices publicados recientemente. Me pregunto qué derecho tienen a exigir aumentos y retroactivos ante tan exigua dedicación durante los escasos días que asisten a su trabajo.

Como una gota en el océano, sigo trabajando porque sueño cambiar esta realidad.

Cecilia Rodríguez Moncalvo

DNI 6.401.375

Estamos viviendo tiempos difíciles. Cuidado, que podemos perder el rumbo y volvernos unos contra otros, porque nos quieren peleados, así sacan ventaja aquellos que nos llevaron a este desorden. No dejemos que eso pase. Tengamos claro el país...

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