Cartas de los lectores

Carta de la semana

Presos de unos pocos

El 12 de octubre murió mi mamá. Ella vivía en Santiago del Estero y yo resido en una ciudad del interior de Buenos Aires, a 1400 kilómetros de distancia. Me enteré a las 15, e inmediatamente traté de organizarme para llegar lo antes posible, despedirme de ella y acompañar a mi padre y a mis hermanos. Llamé a Aerolíneas Argentinas y les conté que necesitaba viajar urgentemente a Santiago del Estero. Me vendieron pasajes para un vuelo que debía salir el 13 de octubre a las 6, desde Aeroparque. Cuando llegamos a Aeroparque con mi marido intenté hacer el check-in electrónico y ahí descubrí que el vuelo había sido cancelado. Hasta las 4 de la madrugada intenté comunicarme telefónicamente para saber qué podía hacer Aerolíneas Argentinas para cumplir su contrato de llevarme a Santiago del Estero, pero nunca me respondieron. A las 4 fui nuevamente a Aeroparque, que ya era un caos, conseguí hablar con una empleada, que viendo mi situación me puso en la lista de espera de un vuelo a Tucumán a las 9. Esperé, con dolor e impotencia, hasta que este vuelo también fue cancelado. La siguiente opción era un vuelo a Tucumán, a las 16?

Mi madre fue enterrada a las 11, no le pude dar un último beso, no pude acompañarla. No pude abrazarme con mis hermanos y mi papá. Ésta es sólo una historia de las miles que son generadas por la prepotencia de algunos. De los señores gremialistas que creen que sus derechos están por encima del resto de la sociedad. Dicho por un empleado -de los pocos que se animaron a hablar-: "la mayoría de los empleados de Aerolíneas estamos conformes con el 35% de aumento otorgado, pero los mismos dirigentes gremiales que permitieron aberraciones contra los empleados durante el gobierno anterior ahora exigen más". Y parece que ya están organizando otra de estas bravuconadas que hacen que nuestra vida sea un calvario.

¿Cuántas historias de vida fueron afectadas el 13 de octubre? ¿Cuántas más hasta saciar la sed de caos y descontrol de estos señores? ¿No tienen límites? ¿Es imposible hacerlos razonar?

Nada va a reducir mi dolor, pero tal vez con esta carta alguien reflexione. No se puede jugar de esta manera con la vida de los demás.

Cecilia Videla

DNI 13.969.556

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