Cartas de los lectores

La memoria

Verdad incómoda

Soy hijo de Ricardo Jorge "Georgie" Kenny, quien fue gerente de Ventas y Marketing de la compañía Chrysler en 1976. La empresa decidió en aquel entonces no pagar un "canon patriótico" al grupo Montoneros y en represalia éstos terminaron con su vida sin mirarlo siquiera a los ojos, ya que dispararon detrás de la puerta en mi casa de aquel entonces. El próximo 14 de abril se cumplen 40 años de ese hecho.

Soy partidario de la no violencia. Estoy en contra de todo tipo de dictaduras, de izquierda y de derecha. Todos los 24 de marzo amanezco con el mismo nudo en la garganta. Veo un día en el que se dice "nunca más" a la dictadura (y en esto adhiero fervientemente), pero veo también a gran parte de la sociedad homenajear a los que pudieron haber sido los asesinos de mi padre. Entiendo a los que perdieron sus familiares, su dolor (conozco cómo es) independientemente de lo que hayan hecho. Lo que me duele es que se los trate como "luchadores de la democracia", habiéndose levantado en armas en pleno gobierno elegido por el pueblo en elecciones libres. Convivo diariamente con la estigmatización que todos los familiares de las víctimas recibimos. Convivimos con la exaltación de gran parte de la sociedad de los que fueron los verdugos de nuestras familias. Nos sentimos abandonados por un Estado que por años nos creyó políticamente incorrectos. Siento que no hay una única verdad, cada persona tiene su verdad. Pero lo que siento profundamente es que "mi verdad" y la de tantos otros como yo no forman parte de lo que llamamos memoria, tampoco de los homenajes, los recuerdos... quizá sea porque esta "verdad" incomoda a muchos.

Patricio Kenny

DNI 22.326.058

La historia completa

El 27 de septiembre de 1979, a las 7.15, un grupo de la organización terrorista Montoneros de unas 25 personas irrumpió con fusiles FAL y lanzagranadas en mi domicilio en Olivos, donde vivía con mi familia, mi marido, Guillermo Walter Klein; y mis hijos, entonces menores de edad, Marina, Esteban, Pedro Andrés y Matías. Los terroristas dinamitaron la casa, que quedó reducida a escombros. La explosión se vio y escuchó a una gran distancia. En ese atentado murieron los custodios de la Policía Federal José Hugo Cardacci y Julio C. Moreno, defendiendo a nuestra familia. Las dos empleadas de la casa fueron reducidas en el jardín de atrás de la vivienda, con las palabras: "Ahora van a ver cómo volamos a esta familia". Sobrevivimos milagrosamente. Mi hija estuvo...

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