Cartas de los Lectores

Se acabó el hambreEstimado Capitanich, terminó el hambre en nuestro país. Los chicos comen y la indigencia es un cuadro que ya podemos olvidar. Ahora, con la panza llena, los chicos podrán pensar que el porvenir está cerca, que el futuro vale la pena. Bastó un papel con algunos datos y tener parados frente a su atril a una treintena de periodistas para dar una solución rápida y efectiva al drama más grande que tiene el país. Muchos funcionarios deberían imitarlo; nunca se vio que política y pragmatismo se hayan unido tan efusivamente para actuar, nunca se vio a ningún funcionario tan preocupado por algo que nos duele a todos. Los miles de comedores que alimentan diariamente a estos niños (ya sin hambre) podrán olvidar esa tarea humanitaria, porque el Gobierno ha hecho las cosas como se debían hacer. Bastó caminar un poco por Balcarce 50, juntar algunos papeles y dar vueltas algunos números para que el dolor de no saber qué darle de comer a un hijo sea resuelto. No precisó caminar el país, no necesitó decírselo en los ojos a las familias, ni consensuar con asistentes sociales porque esa cámara prendida frente a usted los opacó a cada uno de ellos. Sus palabras, acaso inoportunas, siguen lastimando.Señor jefe de Gabinete, lo escucho y es imposible que no sienta pena y rabia. Las razones son simples: creo que mi realidad está en condiciones de negar y desacreditar todo lo que usted informó, y que su cargo y su obsecuencia política le obligaron a decir.José Luis Traversomailto:buenosaires1536@hotmail.comEconomía peronistaLa nota de Fernanda Vallejos del 31 de agosto pone el acento en la economía distributiva peronista. Hay que generar riqueza, no distribuir pobreza; es lo que han hecho el peronismo y el comunismo en Cuba, Venezuela, la Unión Soviética, etc. El ejemplo más claro son los países del norte de Europa, Canadá, Australia, Japón, donde existe un equilibrio entre los derechos de los trabajadores y el capital.La Argentina antes de Perón estaba entre el octavo y el décimo lugar entre los países del mundo; desde entonces seguimos decayendo. Perón tuvo la mejor oportunidad en la historia argentina: el Banco Central lleno de oro -la moneda argentina era comparable con el dólar, el franco suizo y la corona sueca-, tuvo el apoyo de la población, con el 55% de los votos, del Ejército y de la Iglesia. En pocos años dilapidó las reservas acumuladas durante la guerra en disparates como la energía atómica de Richter, el avión de reacción, los tanques de...

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