Cartas de los lectores

más polémica por colónCONTRADICCIONESDebo confesar que en mis años de acción directa en pos de fortalecer la democracia desde las organizaciones de la sociedad civil y hoy en el sector público, jamás pensé que estaríamos debatiendo estas cuestiones, desprovistas de toda razonabilidad y de tan escaso impacto en el mejoramiento de la vida cotidiana de los porteños.Mientras el mundo se debate en dilemas como soberanía nacional o integración regional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner dedica su agenda en trasladar un monumento que desde la ventana de su despacho parece no complacerla.El problema es que, para llevar adelante ese capricho, instruye a sus funcionarios a que lo hagan llevándose por delante las instituciones porteñas y a sus vecinos, imponiéndonos una decisión que le corresponde a la Legislatura porteña, no existiendo a la fecha proyecto alguno que pudiera permitir debatir lo que la Presidenta pretende hacer de manera ilegítima y autoritaria.Es más, imaginemos lo absurdo que sería si cada gobernante nacional pretendiera modificar la ubicación de los monumentos con el fin de adaptar la ciudad a su propia manera de entender la historia; así sería muy difícil construir una identidad patrimonial que trascendiera las miradas subjetivas e interesadas de una sola persona.Para la Presidenta es sólo un monumento, para nosotros es el desconocimiento de una de nuestras atribuciones como ciudad autónoma y un avasallamiento del patrimonio histórico y cultural de la Ciudad de Buenos Aires.Pero además de las cuestiones legales e institucionales, existe en esta cuestión una profunda contradicción ideológica. Parece ser que la única preocupación de la Presidenta sobre los pueblos originarios es ver cómo luce la figura de Juana Azurduy detrás de ella mientras da sus discursos en cadena oficial; ya que a los verdaderos homenajeados, que golpean su puerta pidiendo una audiencia, se les da la espalda sin importar que por ello deban atravesar una noche de frío esperando nada más que diálogo.Señora Presidenta, por favor, reflexione.Lía RuedaDiputada de la Ciudad Autónoma de Buenos AiresDOS HERENCIASMi madre es hija de un europeo (mi abuelo Pedro), quien se enamoró y se casó con una descendiente aborigen mapuche. En una ciudad pequeña de la Patagonia, iluminados por el sol o por Antu, tuvieron tres hijos. Crecí escuchando a mi madre hablar con orgullo acerca de ambas raíces.Por eso leo los diarios y pienso que se podrán cambiar de lugar y derribar las estatuas...

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