Cartas de los lectores

los inundadosTRANQUILIDAD ROBADAVivo en el barrio de Saavedra. El 2 de abril pasado fui afectada por las inundaciones, al igual que todos mis vecinos. El agua pasó, pero el miedo quedó. Los subsidios prometidos aún no llegan y no bastarán para cubrir el daño causado por las inundaciones. La angustia que genera el aviso de tormentas y la desesperanza de ver arruinado lo mucho o poco que alguien pueda tener son sentimientos difíciles de superar. Duele ver a los vecinos intentando borrar las marcas que dejó el agua y seguir adelante. Mucha gente del barrio se está yendo; otros barajamos la idea, pero nos preguntamos por qué tenemos que irnos.Mi hija de 7 años corrió el sábado pasado a mi habitación asustada con la tormenta y preguntando si se iba a repetir la inundación, que se llevó sus juguetes, sus libritos, sus libros del colegio… Los adultos levantamos algunas cosas materiales con la resignación de saber que si entraba otra vez el agua nada se podría hacer. ¿Es posible vivir preparándonos para lo peor?Los vecinos, además de subsidios para reparar daños materiales, queremos recuperar la tranquilidad de saber que nuestra casa es un lugar seguro, que nuestros hijos van a estar protegidos. La falta de planificación y el mal desempeño de los funcionarios públicos nos robaron el derecho a vivir tranquilos y de eso deben hacerse responsables.Claudia CasadoDNI 24.662.055AYUDA SIN DISTRIBUIRVivo en el centro de San Isidro, en el casco histórico. Anteayer por la mañana pasé por la puerta del local que tiene una institución denominada Fundación Iguales, en la calle 25 de Mayo entre Almirante Brown e Ituzaingó, a metros de la vieja municipalidad, y vi con sorpresa que en su interior se acumulaban elementos destinados a ayudar a los damnificados por las últimas inundaciones del 1° y 2 de abril. Colchones, frazadas, bolsas con ropa, pañales, cajas de arroz, todo apilado y en desorden. Averiguando en el barrio, me enteré de que el lugar fue uno de los puntos de recepción de donaciones en San Isidro cuando se organizó la cadena solidaria; el otro punto fue el Colegio Marín. ¡Ya pasó un mes! Me pregunto: ¿qué están esperando para repartir todos esos elementos que la gente les acercó? ¿Por qué no los derivaron a Cáritas o a algún barrio carenciado del partido (La Cava, por ejemplo, o la villa Uruguay, en el lindero partido de San Fernando)? Incomprensible, vergonzoso y lamentable.Mario A. von ProschekDNI 8.265.632LA AFIPLa AFIP presume que aquellos que tengan bienes...

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