Carta de los Lectores

Carta de la semana

El poder de la conciencia

Todos sabemos que pacientemente, y de manera brutal, el partido gobernante fue debilitando las instituciones de la República.También que organismos de control o información como el Indec se convirtieron en parte del relato oficial. Leemos en el diario de jueces y fiscales complacientes con el Ejecutivo. La anomia de la oposición y nuestra pésima costumbre de " vivir el presente" hacen el resto. ¿Cómo cambiar esto para lograr un futuro mejor? Estoy seguro que la respuesta es nuestra conciencia. Como cuando éramos chicos: lo que está bien y está mal. Podrán debilitar la República, tratar de imponer sus leyes fuera de la ley, pero nunca podrán manejar la conciencia de los ciudadanos. Ahí está la fuerza para impedir que éste o cualquier otro gobierno use su poder como una dictadura para destruir la República.

Nuestro país es más que una economía. Es una forma de vida para nosotros y nuestros hijos. Y eso sólo es posible en el respeto a la ley.

Matías Aníbal Rossi

mailto:matiasrossi2014@gmail.com

Un país más seguro

Hace una semana una amiga me dejó un mensaje en el celular. Lloraba. Habían entrado a su casa en Palermo, le dieron vuelta todo y la desvalijaron. Lo peor de todo: le robaron la ilusión, las ganas de seguir construyendo su proyecto de vivir sola. No sabe cuándo va a volver a su casa, no puede. Tiene miedo.

Hace casi un año que vivo en las afueras de Chicago, Estados Unidos. Y sí, respiro y vivo otra realidad. Mi casa no tiene rejas, ni alarmas, ni siquiera cerco y las llaves parecen las de un diario íntimo infantil. Más de una vez me olvidé de cerrar el garaje, donde guardo desde bicicletas hasta herramientas. Y nunca me faltó nada. También me olvidé la bicicleta de uno de mis hijos en una plaza y dos días después seguía ahí. Un poco más sucia. Sí, ya sé, soy muy despistada.

En la Argentina me había acostumbrado a vivir pendiente de la (in)seguridad, a tomar todos los recaudos necesarios y eso me parecía normal. Hoy elijo rebelarme. Si los estadounidenses pueden vivir así, nosotros también. Les juro, ellos son humanos. Eso sí, se quejan y protestan cuando algo está fuera de su lugar. También se comprometen e involucran en lo comunitario. Y cumplen las reglas, a rajatabla; hasta la más absurda.

Voy a volver a mi país porque lo extraño muchísimo. Pero no me voy a conformar más. Si empujamos el carro, entre todos, además de ser conocidos por el tango, la carne y el fútbol, seremos reconocidos...

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