Carta de los lectores

Lamentablemente los argentinos hemos adquirido la mala costumbre de creer que la palabra, las normas y las leyes son para los demás, muchos de nosotros creemos estar exentos de cumplirlas. Así, se emitió deuda soberana y después se decidió no pagarla, se comprometió al país en contratos de cualquier clase y luego se apeló al incumplimiento de lo pactado como acto de defensa de algo o de alguien, se gastaron los recursos de los jubilados para realizar obras ajenas a su interés y en detrimento de ellos, se hicieron goles con la mano, se cruzan las calles con luz roja y atraviesan los pasos a nivel con las barreras bajas, etc. El mundo nos ha puesto un freno con la caución de la fragata Libertad, gallarda embajadora, en Ghana, que atendió así un reclamo de la justicia norteamericana. ¿Seremos capaces de comprender que la palabra siempre ha de cumplirse, como así también las normas y compromisos asumidos? Esperemos que ese día haya llegado.LOS CEPOS EN LA ARGENTINALEY PAREJA PARA TODOS Nunca estuve más de acuerdo con la Presidenta cuando expresó que actualmente existe un " cepo democrático para el cumplimiento de la ley" y advirtió, además, a los tres poderes del Estado, que la norma debe ser "pareja para todos". Supongo que a partir de este reconocimiento arbitrará los medios necesarios para corregir errores. Ya no se presionará para acomodar jueces a su antojo; se respetarán las decisiones de la Corte Suprema sin estimar si corresponde obedecerlas; se hará honor a las sentencias ganadas por jubilados antes de que desaparezcan; los juicios contra los representantes del oficialismo tendrán el mismo tratamiento y velocidad que contra los opositores; la TV pública empezará a ser pública para todos y todas, sin distinción de banderías; el Estado dejará de pagar salarios en negro al igual que el privado. Entre otras cosas.Haga posible este sueño, usted puede.Sara Morea DNI 10.961.087MODELOS La señora Presidenta ironizó sobre la existencia del denominado "cepo cambiario", término que alude muy gráficamente a la prohibición de ahorrar en dólares y a un control sin pautas ni normas para la adquisición de esa moneda para viajar. Contestar que no existe, contraponiendo los dólares vendidos para otros fines, es discutir con mala fe. El "modelo" actual no resistiría seis meses con libertad cambiaria plena como la hubo en la denostada "convertibilidad". Convertibilidad que dicho sea de paso le permitió a la Presidenta y a su marido ahorrar en dólares y fuera del...

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