Carta de despedida

AutorRafael Caldera
  1. Al término de una extensa parábola vital, puedo decir que he sido un luchador. Desde mi primera juventud, cuando Venezuela salía de la larga dictadura de Juan Vicente Gómez, hasta comienzos del siglo xxi, mi meta ha sido la lucha por la justicia social y la libertad.

    Dos veces me tocó servir al país como Presidente constitucional y las dos fue mi primer empeño el que en mis manos no se perdiera la República. El pasado autocrático del país, su propensión militarista, los extremismos de la izquierda y las desigualdades sociales heredadas conspiraban contra el fortalecimiento de la vida democrática iniciada en 1958

    Los líderes civiles luchamos durante largos años por construir en Venezuela una república democrática. Un país donde la presencia activa del pueblo en la decisión de los asuntos públicos se viera asegurada por la elevación de las condiciones de vida, el respeto a los derechos y la educación de los ciudadanos. Un país donde la firmeza de las instituciones acrecentara la separación de los poderes públicos y el imperio de la Constitución y las leyes.

  2. Es necesario retomar hoy esa lucha para sacar a la República del triste estado en que la ha sumido una autocracia ineficiente. Es preciso detener el retroceso político que sufrimos y poner remedio a la disgregación social.

    Me siento obligado a repetir algo que pude decir hace años. El reto -decía- que enfrenta Venezuela podría sintetizarse en los objetivos fundamentales a lograr:

    La paz política y social, para superar la angustia y la zozobra y para encontrar convergencia fecunda a la pluralidad democrática.

    La promoción del hombre, a través de la libertad, para realizar la justicia.

    El desarrollo económico y social, para impulsar la marcha vigorosa del país y vencer la marginalidad.

    Por eso este mensaje constituye una reafirmación de fe democrática.

    Representa la vigencia de las ideas que alentaron el surgimiento de los partidos demócrata cristianos, ideas y principios que marcan un rumbo claro y justo.

    De nuevo presenciamos cómo se combaten los extremos del liberalismo económico y el socialismo colectivista. Y de nuevo hemos constatado el fracaso de ambas posturas. Vemos el mundo sumido en una grave crisis económica, fruto de un capitalismo que quiso eludir toda forma de control. Vemos en la América Latina la propaganda de nuevas manifestaciones de socialismo, que sólo han traído dictadura y miseria allí donde han sido gobierno, como en la hermana nación cubana.

    Encuentro, además, ahora una ocasión de esperanza. Esperanza apoyada en los ideales que nos alimentan y que toma cuerpo en la nueva juventud de la patria.

  3. Ha sido larga la lucha por la libertad y la democracia. Esa lucha debe continuar. No cabe duda de que la democracia constituye la forma política más apta para garantizar y realizar la libertad. Pero aparte de su...

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