La elección de la carrera docente

Una tradición vigorosa rindió homenaje a Domingo Faustino Sarmiento haciendo de la fecha de su muerte el Día del Maestro. Ese reconocimiento por la labor de nuestro prócer de la docencia fue cálido y vigente durante generaciones. Pasaron años y camadas de maestros sellaron su actividad en ciertos pasos decisivos: "Aprender-enseñar, evaluar-certificar, tareas siempre realizadas en el marco institucional de la escuela, con la guía de planes, programas, reglamentaciones, en un ámbito operativo idéntico: el aula, el salón de clase…". De ese modo lo sintetizó el memorable educador y periodista Luis Jorge Zanotti.A partir de la segunda mitad del siglo XX, fueron creciendo los aportes innovadores de las Ciencias de la Educación, más tarde se sumaron los avances de las Tecnologías de las Comunicaciones aplicables a la enseñanza y, hasta la escuela misma, tan fiel a su modo de trabajo, fue sintiendo la necesidad de actualizarse a nivel de los tiempos, aunque razones de su propia condición, la ausencia de un liderazgo educativo consecuente y las inestabilidades de la conducción política impidieron los cambios necesarios. De ese modo, nuestra escuela quedó detenida en un cono de indecisiones, receptora de aportes y debates que no llegaron a concretar la realidad que prometían o no lo hicieron bien, como si la esperada "inyección de vida nueva" fuese una aspiración condenada a postergarse.En estos días, ha llamado a atención un dato provisto por el Ministerio de Educación de la Nación: desde 2008, más jóvenes –que es como decir "más vida nueva"– han elegido la carrera docente, en institutos de todo el país. El número de inscriptos aumentó en 86.545 estudiantes (29%). Cuantitativamente, claro está, es una buena noticia, que reafirmaría un pasado caudaloso en vocaciones docentes. Sin embargo, la apreciación es relativa, porque en ella han obrado otras razones de elección. Por ejemplo, según ha señalado Sandra Ziegler...