La cárcel dorada de Balcedo, un paraíso blindado en la costa uruguaya

PUNTA DEL ESTE.- La Catedral, como se conoció la magnífica cárcel que construyó para cumplir un tiempo su arresto, queda reducida a un simple complejo al lado de la chacra El Gran Chaparral. argentino , apresado en este país acusado de lavado de dinero, contrabando de vehículos y portación ilegal de armas de fuego. El platense no está solo, comparte la exclusiva prisión con su esposa, Paola Fiege, también investigada.Mientras las causas avanzan en ambos márgenes del Río de la Plata, ya que en la Argentina también se investiga el patrimonio del titular del Sindicato de Obreros y Empleados de la Educación y de la Minoridad (Soeme). La pareja logró que la Justicia uruguaya les permitiera continuar el proceso penal en una de las propiedades que poseen los Balcedo en este país. La más grande y completa de todas.LA NACION llegó hasta Playa Verde, el lugar donde está la chacra de 90 hectáreas que ocupa todo un cerro. Incluso, es imposible poder verla de punta a punta. Aunque uno se suba a la cima del Cerro del Burro, que está situado al lado del complejo -que tiene cancha de tenis, pileta cubierta y descubierta, quincho, cinco lagos, establo con vacas, ovejas y caballos-, no se pueden ver las dos entradas a la vez.Sin embargo, la época dorada de El Gran Chaparral quedó lejos, tras los allanamientos y decomisos de animales exóticos y autos de ultralujo hace un año atrás. Hoy, el complejo comienza a verse deteriorado y el movimiento de personas y vehículos es escaso."Hasta 15 días antes del allanamiento, siempre se escuchaba el helicóptero pasar a eso de las 3 o 4 de la mañana. Luego de eso, nunca más", recordó ante LA NACION una comerciante que nació y vive hace más de 40 años en el tranquilo y humilde balneario cercano a Piriápolis. Al igual que otra media docena de vecinos, todos hablarán de los Balcedo, pero si su nombre no se publica. "No tenemos miedo, pero hay que tener cuidado", será la frase que se repetirá.Aún está fresco el recuerdo de la muerte de un hombre de 48 años, sindicado como testaferro de Balcedo, que sufrió un ataque cardíaco meses atrás.Antes de las detenciones, en la estancia del sindicalista y dueño de medios, trabajaban cerca de 30 personas del pueblo. En la actualidad, solo quedan entre cinco y seis. "Había muchas familias que dependían de ellos. Igual duraban poco en el trabajo porque los uruguayos no somos como los argentinos. Por ejemplo, si te piden un vaso de agua, vos se lo llevás y ta. En el caso de los argentinos...

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