El capitán entregado de un barco a la deriva

El presidente Alberto Fernández al llegar a Casa Rosada

La reunión de gobernadores de anteayer en el Chaco había sido convocada originalmente para discutir el futuro de la hidrovía y solo estaba prevista la presencia de los mandatarios del norte. Folklore septentrional. Pero en la semana intervino Cristina Kirchner , que a falta de lapicera tiene el don de la interpelación, y a través de Jorge Capitanich y Axel Kicillof (una dupla para seguir de cerca) forjó un segundo cónclave. Por eso después del almuerzo se nuclearon representantes de 14 provincias para firmar un acta constitutiva de una nueva liga de gobernadores y plantear demandas a la Casa Rosada, con eje en la lucha contra la inflación, el faltante de gasoil y el traspaso de los planes sociales. Una demostración de fuerza, no explícitamente contra el Gobierno, pero claramente sin el Gobierno.

Algunos caudillos estaban incómodos con la coloratura que había tomado el encuentro y advirtieron de su presencia a operadores de Alberto Fernández , los mismos que hace un mes habían logrado desactivar una reunión similar en el CFI a base de promesas de cambio. Uno de los gestores exitosos de aquella vez reconoció: "Lo mismo que plantearon en el Chaco se lo venían diciendo a Alberto desde hace tiempo. Lo que pasa es que nunca les dimos respuesta. Ahora avisaron y fueron. Alberto ya no los puede frenar más; por eso esta vez no se hicieron esfuerzos para abortar la cumbre. Ya no hay margen".

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Este episodio cerró una semana en la que, quizás como pocas veces antes, exhibió al Presidente en un peligroso estado de ausencia, distante de las dinámicas de su propio espacio político y de su gobierno . Transmitió una sensación de ciclo terminado ; ese momento crítico de un mandatario en el que solo aspira a discurrir, sin herramientas para torcer rumbos. Un funcionario muy cercano a él reflejó el delicado momento: " Está corrido de la gestión, no llama más a los ministros. Pero tenemos que trabajar para que llegue bien" . En el kirchnerismo, en cambio, son impiadosos. Cuando se les pregunta si no hay riesgos institucionales al tensar tanto la interna minimizan el planteo y responden: "Él arregló con el FMI; que el FMI lo ayude. El FMI no puede permitir que la Argentina caiga. Los riesgos existen, pero nosotros no queremos que nada se precipite".

Si bien el Presidente está mucho más desinhibido para denostar a su vice, quienes lo conocen personalmente admiten que en su fuero interno bajó la persiana. Quizás nada simbolice mejor ese estado de pensamiento que la decisión de ir tomando notas de sus vivencias diarias con la idea futura de elaborar un libro de memorias , tal como cuenta Santiago Dapelo en esta edición.

Así, lateralmente, se gestó el anuncio que mañana harán Economía, Desarrollo Productivo y el Banco Central para establecer un esquema de "administración de importaciones" . Quienes están al tanto de los secretos de la...

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