Capitales golondrina, ¿solución o maldición?

La probable diferencia de rentabilidad entre la tasa de interés que pagan las letras que emite el Banco Central y el esperado aumento del precio del dólar entusiasma a algunos compatriotas y también a algunos extranjeros. Trascendió que el Ministerio de Economía vería con buenos ojos el ingreso de fondos del exterior, no para adquirir fábricas o campos, sino títulos públicos, eventualidad que el Banco Central no vería con tanto entusiasmo. ¿Debe el Gobierno entorpecer el ingreso de lo que en otra época se denominaban "capitales golondrinas"? Para saber más sobre esto consulté al escocés Andrew Duncan Crockett (1943 - 2012), quien entre 1994 y 2003 presidió el Banco de Acuerdos Internacionales de Basilea, y en 1999 creó el Foro para la Estabilidad Financiera, que en la Argentina operó durante algunos años. Lo consulté porque durante cuatro décadas buscó mejorar la interacción entre la economía real y el sector financiero.

-La Argentina es un país insólito. En los últimos meses de 2015 el Banco Central vendió dólares, en el segmento futuro del mercado de cambios, porque le quedaban muy pocas reservas. Ahora amplía de 2 a 5 millones de dólares la cantidad que cualquiera puede comprar por mes para atesorar. ¿Cómo se explica esto?

-Cambiaron las expectativas y la posibilidad de endeudamiento externo, tanto público como privado. La política económica, como la vida misma, siempre enfrenta problemas contra problemas; pero hay problemas y problemas. Tanto el superávit como el déficit comercial, o el fiscal, son desequilibrios; pero los ministros de economía de los países deficitarios siempre tienen más apuro para introducir cambios, que los de los países superavitarios. A propósito: para corregir más rápidamente los problemas monetarios internacionales, John Maynard Keynes proponía penalizar a los países superavitarios.

-Volvamos a la Argentina de 2016.

-El Banco Central encuentra que tanto el Estado nacional como algunos provinciales se están endeudando en el exterior, para realizar pagos internos, en moneda local. Por lo cual le venden las divisas. Como el instituto emisor no quiere tener que emitir más pesos, que luego tiene que absorber vía Lebacs pagando interés y disminuyendo el poder adquisitivo interno del dólar, busca que el propio sector privado demande divisas, aunque no...

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