El capital no tiene ideología, y los políticos tampoco

El candidato se explaya tal vez como nunca antes. El salón Golden Center de Parque Norte no está repleto, pero sí lo suficientemente ocupado como para celebrar cada exhortación a "la etapa que se abre en nuestra Argentina", como auguran los folletos esparcidos por las mesas. Una gentileza gráfica del grupo de empresarios convocante que los imprimió, encabezado por el bonaerense Osvaldo Rial. Faltan pocos minutos para las 22 y, antes del primer plato, Daniel Scioli arranca un discurso optimista, aglutinador. Aplauden 1500 comensales: además de Rial, el metalúrgico Juan Carlos Lascurain, el fabricante de zapatos Alberto Sellaro, el marroquinero Daniel Donikian, el líder sindical Antonio Caló y una multitud de propietarios pyme.

El gobernador está encendido: agradece la presencia de Lascurain, insta a mirar hacia el futuro y recibe una ovación cuando reclama a la Unión Industrial Argentina "dejar la política de lado y ponerse a trabajar por los intereses del país". Es extraño: Scioli está más locuaz que otras veces y, durante unos 20 minutos, se adentra en temas diversos que va hilvanando con llamativa fluidez. ¿Nace un orador, un Barack Obama autóctono que aguardaba silencioso en territorio bonaerense? No del todo: hay que levantarse de la mesa para advertir que, frente al atril, abajo, una pantalla de teleprompter le va dictando las ideas.

Fue anteanoche, durante el homenaje que la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires le organizó a quien, en los folletos repartidos a cada invitado junto con una lapicera anaranjada y un cupón pidiendo datos, definió como "el dirigente capaz de liderar esta apasionante etapa". Una especie de carnaval pyme pródigo en cotillón pero desprovisto, hasta ahora, de convidados de primera línea dispuestos a exponerse. Es la convocatoria que Scioli se propone completar de aquí a octubre.

La atmósfera del jueves parecía adelantarse al resultado electoral: se lo trató como si ya fuera presidente. Una canción de Axel le daba clima a una recorrida que, mesa por mesa, el candidato emprendió atendiendo urgencias más o menos predecibles. Aspirantes al poder, negocios o ambas apetencias a la vez. ¿Me puedo sacar una foto con vos?, pide un fotógrafo. Scioli acepta y dibuja una sonrisa. Momentos antes, un audiovisual acababa de compendiar, con voz en off y música emotiva, imágenes de su vida: competencias, trofeos, el acarreo de la lancha en el Paraná después del accidente, encuentros con Lula, Michelle Bachelet, el...

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