Una jornada de caos y piquetes fue un anticipo del paro del sindicalismo opositor

Hace casi dos años, el pragmatismo gremial empujó a , y Pablo Micheli a unificar acciones. Dejaron de lado sus diferencias, ocultaron los prejuicios e intentaron limar sus asperezas. Como líderes del sindicalismo opositor activarán hoy e de 24 horas desde que es presidenta.A diferencia de la última huelga, esta vez los impulsores de l del transporte público de pasajeros. El rechazo a último momento de los colectiveros de la UTA a sumarse a la protesta obligó a las vertientes de la CGT y la CTA disidentes a revisar su estrategia. Anudaron de apuro su alianza con las agrupaciones de izquierda y dieron luz verde para activar piquetes en los accesos a las grandes urbes de todo el país. Un bosquejo del mapa de cortes se reflejó ayer, con bloqueos en el cinturón urbano e industrial que rodea a la ciudad de Buenos Aires. La CTA y las agrupaciones de izquierda anticiparon además parte de la jornada de lucha. Sus militantes se movilizaron hacia la Plaza de Mayo y montaron un acto en el que abundaron las críticas a la Casa Rosada. Los despedidos de la autopartista Lear y de la imprenta Donnelly, más el ceteísta Micheli fueron los oradores principales.Con este respaldo, Moyano vuelve hoy a desafiar con la tercera huelga general desde que el kirchnerismo llegó al poder, en 2003. Busca demostrar que, a pesar de la división de la CGT y de la pérdida de apoyo de gremios clave, mantiene un alto poder de fuego.Las consignas centrales de la protesta del sindicalismo opositor son la "caída del salario, empleo e inflación", aunque contempla un rosario más amplio de exigencias: eliminación del impuesto a las ganancias, "un aumento justo" a los jubilados, reapertura de paritarias ante la escalada inflacionaria y el impulso de una ley para prohibir despidos y suspensiones por un año.Desde el Gobierno se emparentó a los organizadores de la huelga con los fondos buitre o con sectores de la oposición política. Se buscó minimizar la medida de fuerza argumentando que es "un paro político-electoral" o que será solamente "un paro de un conjunto de gremios, pero no de la CGT", como distinguió hace unos días el ministro de Trabajo, Carlos Tomada.También el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, caminó con pies de plomo sobre los huelguistas. "Existen sindicalistas que son usurpadores de cargo porque no los ostentan legítimamente", dijo ayer el chaqueño sobre la atomización del mapa gremial, con cinco centrales obreras, pero con sólo dos reconocidas oficialmente por el...

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