El caos económico, detrás del malestar en Brasil y Venezuela

Hasta el año pasado, el mayor temor de los gobiernos populistas era perder poder en las urnas después de gobernar cómodamente durante más de una década. Pero hoy la tormenta perfecta que se desató en América latina va mucho más allá, y en una situación inédita, en Brasil y Venezuela los presidentes enfrentan procesos destituyentes.

Los contextos de ambos países son diferentes, pero parten de un punto en común. Sus gobiernos vivieron días de gloria gracias al auge de las materias primas y el boom petrolero, que les permitió obtener el apoyo de los sectores más populares. También en los dos países la corrupción se enquistó en el gobierno y produjo el hartazgo de gran parte de la población.

"Ambos procesos revelan que en la región los ciudadanos están más demandantes que nunca. Hay menos tolerancia para la corrupción y la mala gestión económica. Gobernar es difícil en todos los países, pero es más difícil aún en momentos de crisis", explicó a LA NACION Michael Shifter, presidente del Inter-American Dialogue.

Pero hasta ahí llegan las similitudes. No es lo mismo gobernar en Brasil, donde la oposición siempre tuvo fuerza, que en la Venezuela chavista, en donde sólo en diciembre pasado, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) logró el control de la Asamblea Nacional.

El camino para sacar a Dilma del poder ya está abierto. Se trata de un juicio político por supuesta manipulación de las cuentas públicas en 2014 para esconder el déficit fiscal, según un fallo del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU).

Tras el fallo, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, dio inicio al proceso de impeachment el 2 de diciembre pasado. El proceso siguió su curso hasta que fue frenado, el 17 de diciembre, por el Supremo Tribunal Federal (STF), que declaró inconstitucional la comisión que se formó en Diputados para analizar el pedido de juicio. Dilma respiró pero por poco tiempo. El jueves pasado, después de las marchas contra el gobierno, el STF autorizó el juicio y la Cámara de Diputados aprobó la creación de una nueva comisión para iniciar el proceso.

El único antecedente que se tiene en Brasil de un caso similar es el de Fernando Collor de Mello, que, acusado de corrupción en 1992, prefirió renunciar al cargo después de que la Cámara de Diputados aceptó iniciar el impeachment.

En Venezuela la situación es otra. La oposición acusa a Maduro de la...

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