Candela: mafias bonaerenses en su máxima expresión

Seis años después del crimen de Candela Sol Rodríguez, y luego de siete meses de juicio oral, un tribunal condenó a dos hombres a cadena perpetua como coautores del hecho y a cuatro años de cárcel a un tercero.

Pero para un caso que involucró al narcotráfico, a la policía bonaerense y su servicio de inteligencia, y también a funcionarios políticos y judiciales de la provincia, y en el que los padres de la niña, de 11 años, jugaron un papel ambiguo, la sensación fue que apenas se llegó a rozar la cáscara de un hecho muy complejo y que los principales responsables han escapado de la Justicia, muy probablemente porque ésta al principio no quiso buscarlos.

Esa sensación se hizo certeza en el voto de la jueza Raquel Lafourcade, al que adhirieron los jueces Mariela Moralejo y Diego Bonanno. Lafourcade afirmó: "Tengo experiencia. Aun a riesgo de ser tildada de soberbia, debo decirlo. Y con los años que cargo sobre mis hombros creí haberlo visto todo. Pero debo rendirme ante la evidencia. Sin duda estaba equivocada. En el homicidio de Candela se entretejieron intrigas, política, delitos de toda calaña y fundamentalmente silencios. Lo relevante fue lo no dicho. Lo oculto".

A Candela la secuestraron el 22 de agosto de 2011 en la esquina de su casa, en Hurlingham. Desde el comienzo, la policía y la justicia provinciales cometieron graves y llamativos errores: se anunciaban los allanamientos, se difundían las llamadas extorsivas a la casa de la madre y los mensajes que ella cursaba a los secuestradores, a quienes parecía conocer.

Por eso, una hipótesis en danza era un pase de facturas o una extorsión contra el padre de la niña, quien se hallaba preso por un caso de piratería del asfalto. El fallo afirma que se trató de un ajuste de cuentas contra el padre por algún delito cometido.

Nueve días después del secuestro, Candela murió a manos de sus captores. El cuerpo, que apareció a 30 cuadras de la casa, no lo halló la policía, sino una cartonera que revisaba la basura. Pero la policía o los funcionarios judiciales no adoptaron las medidas de rigor para preservar el sitio del hallazgo en busca de rastros y huellas. No hubo real voluntad de encontrar a la niña con vida.

Se trató de una sucesión de fracasos buscados que impidieron hallar a Candela y, luego del trágico desenlace, identificar a sus captores y homicidas. Eso fue evidente en el juicio oral y se tradujo en 28 investigaciones iniciadas por pedido de la...

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