Las canciones bordadas de Sofía Viola

Fue hace cinco lustros, de viaje por Colombia con Ezequiel Borra, que comprendió el significado profundo del bordado. Fue en la residencia de Teto Ocampo, músico y productor que acompañó a Carlos Vives en discos indispensables como Clásicos de la provincia y La Tierra del Olvido, además de integrar proyectos como Hombre de Barro y . "En su casa había siempre presencia indígena. Ahí me di cuenta de que una, a través del tejido, teje el pensamiento", me contó desde su casa en Remedios de Escalada, mientras realizaba uno de los diseños que forma parte de la edición especial de su discografía completa que incluye un bordado original y único como souvenir pandémico.Sofía Viola es una de las cantantes y compositoras más importantes y prolíficas de la última década, una embajadora itinerante de la canción que ha colaborado con El David Aguilar (México), Edson Velandia (Colombia), Tata Barahona y La Plaza del Puma (Chile) y con Loli Molina y con , entre otros. Y recoge el legado de otras voces emblemáticas, como la chilena Violeta Parra (1917-1967), que a la par de un cancionero que se volvió clásico, realizó unos impactantes bordados en arpillera que se exhibieron en el Musée des Arts Décoratifs de París en 1964.Fue en una mercería del centro de Bogotá que Sofía compró los hilos, una tela y el bastidor, que es el mismo que sigue usando. "En ese momento, entendí que había un sentido espiritual en ese acto, y que ese acto era ancestral", evoca. Pero, en verdad, ella había aprendido a bordar en los primeros años de la escuela secundaria, incitada por una compañera que le enseñó los primeros puntos. Su primer diseño fue el símbolo de (El Artista Anteriormente Conocido Como) Prince. También algunos parches rockeros para su mochila, y muñequitos artesanales de cantantes como Robert Smith, de The Cure y Jonathan Davis, de Korn. "Una vez, una profesora de Historia nos sorprendió bordando debajo del pupitre, y en vez de retarnos, se llenó de...