La canción no es la misma

Elegidos, la música en tus manos / Conducción: Marley / Jurados: Soledad Pastorutti, Axel, Ale Sergi, Juliana Gattas y José Luis "El Puma" Rodríguez / Escenografía: Carlos Golac / Sonido: Marcelo Montero, Daniel Mesia / Director de fotografía: Daniel Abregú, Pablo Tassara / Productor técnico: Germán Arca / Productor musical: Fernando López Rossi / Producción ejecutiva: Diego Núñez / Dirección: Fernando Emiliozzi / Emisiones: martes y jueves, a las 21 / Canal: Telefé

Nuestra Opinión: Muy Bueno

Más que aprovechar, como tantos otros reality shows en clave de "rumbo a la fama", las ventajas de contar con un programa llave en mano, en el que sólo hacen falta mínimos ajustes para sacar provecho de una maquinaria de funcionamiento probado en varios países, Elegidos saca partido desde el vamos de un factor decisivo en estos tiempos.

Estamos ante una idea que desde el comienzo reconoce la tensión entre la TV convencional y otras pantallas que aspiran cada vez más a ocupar ese lugar. En vez de optar por un modelo más bien tradicional o buscar la ruptura con esa identidad clásica abrazando lo nuevo, Elegidos sale a buscar una síntesis virtuosa entre lo que se está despidiendo y lo que viene a reemplazarlo. Y por ahora lo consigue.

Esa armonía explica el éxito global del programa israelí Rising Star, que acaba de instalarse en el horario más competitivo de Telefé con mínimas alteraciones respecto del formato original. El archiconocido método de convocar a miles de anónimos cantantes vocacionales y despertar en ellos la posibilidad de fama, popularidad y una carrera profesional frente a las cámaras, con la ayuda (o el rechazo) de un jurado de famosos y la puesta en pantalla de emotivas historias de vida, adquiere otra dimensión.

Lo mejor de los dos mundos actuales en los que se mueve lo que hoy entendemos como televisión está a la vista. Los recursos visuales y narrativos de la TV tradicional se reinventan desde una imponente escenografía (tal vez la mejor que se haya visto en los últimos años) y una pantalla que separa como si fuese un muro a la persona que canta de quienes lo escuchan. El público y los jurados pueden ver al participante, pero no al revés. El contacto visual sólo se produce al levantarse el muro, cuando televidentes y jurados se pronuncian a favor de la continuidad del competidor de turno.

Durante todo ese procedimiento, que dura lo que dura cada canción, la potencia del lenguaje televisivo aparece en todo su esplendor: imponencia...

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