Canapino, bajo la lluvia y con un riesgo innecesario

JUNÍN.- El automovilismo es un deporte de riesgo. Es, de por sí, peligroso. En cualquier credencial que otorgue la Federación Internacional del Automóvil (FIA), hay una frase que recuerda esta condición. Es menester de las entidades organizativas y fiscalizadoras disminuir esa peligrosidad que es propia de la actividad. Es allí donde está el principal objetivo, en trabajar y permanecer en la búsqueda constante para emplear aquellos métodos que son probados para tal fin. Es cierto, el emprendimiento no es fácil. De hecho, por más que se tomen todos los recaudos, las probabilidades de anular las magras consecuencias no son nulas, aunque se disminuyan al máximo.

El Turismo Carretera desarrolló la tercera fecha de la temporada en el autódromo Eusebio Marcilla, de esta ciudad. Bajo una lluvia permanente, por momentos torrencial. Y pese a las inclemencias y a las complicaciones que originaron las condiciones meteorológicas, la actividad no sufrió variaciones en su cronograma. La popular categoría no hizo más que asumir un riesgo innecesario al llevar adelante la competencia bajo esas condiciones. ¿Por qué no se podía esperar un poco más? ¿Por qué no aguardar que se detenga la lluvia, como sucedió sobre el cierre de la final? ¿El automovilismo nacional sólo se debe a las exigencias televisivas?

"Sacamos adelante un fin de semana difícil en cuanto a la seguridad", se animó a decir Leonel Pernía, que llegó en el segundo lugar luego de competir sobre una pista prácticamente inundada, con visibilidad casi nula debido al spray del auto del ganador, Agustín Canapino, también de Chevrolet. "Para mí la pista no estaba tan complicada, aunque el que venía 20º tal vez diga que yo estoy loco", comentó el vencedor.

El auto de seguridad ingresó en cinco oportunidades. ¿Cuál es el espectáculo que se aprecia con tantas neutralizaciones y con un spray permanente? Justo ayer en Junín se apreció la popularidad de la categoría, algo por demás valorado en tiempos de vacas no tan gordas, y vaya a saber con qué ánimo se fueron los...

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