La Cámpora: tensiones internas y redefiniciones, a dos años de dejar el poder

Casi dos años y medio después de la salida de Cristina Kirchner del poder, La Cámpora atraviesa una fase muy particular: sostenida por el liderazgo de Máximo Kirchner, la "fuerza propia" de la expresidenta sigue viva y mantiene la capacidad de movilización, pero sufre tensiones internas y cierta dispersión entre sus dirigentes, mientras se extiende en sus filas el debate sobre el papel que jugará la agrupación en el futuro cercano.

Aunque la idea no terminó de derramarse, el camino a seguir ya fue trazado desde la cúpula. "Nuestro rol es el que mostró la foto de tapa de LA NACION el día siguiente de la sesión por la reforma previsional", explicó a este diario un dirigente de peso. La imagen, del 15 de diciembre del año pasado, muestra a Máximo Kirchner, el Cuervo Andrés Larroque y otros tres diputados de La Cámpora apiñados contra el estrado de la presidencia de la Cámara, haciéndole un reclamo a los gritos a Emilio Monzó. Le pedían que suspendiera el debate por los incidentes que se estaban produciendo afuera.

Queda claro: La Cámpora no dejará de ser el "ala dura" del kirchnerismo, aunque pague el costo de alimentar una imagen que genera rechazo en buena parte de la sociedad.

En el inicio de su segunda década de vida, intentará, de todos modos, tender puentes con dirigentes y sectores afines, en línea con los esfuerzos de apertura de la expresidenta. Atada como siempre al proyecto político de Cristina, el sello de La Cámpora perdió terreno público frente a la marca Unidad Ciudadana, un denominador en el que la agrupación parece a veces fundirse como brazo militante.

El desafío, señalan los jefes de La Cámpora, es recorrer un camino de cornisa, que permita mantener la identidad y, al mismo tiempo, aportar dirigentes competitivos para las listas de 2019. Los candidatos de la agrupación serán combativos o no serán, parece ser la consigna.

El cambio de etapa convive con la agudización de tensiones internas. Juan Cabandié, el más crítico del rumbo que sigue la agrupación, no participó el sábado 24 de la caravana entre la ex-ESMA y la Plaza de Mayo, en la que La Cámpora mostró que conserva el músculo callejero. La mesa de conducción nacional -encabezada por el Cuervo desde su conformación, hace casi diez años, e integrada por Wado de Pedro, Mariano Recalde, Cabandié y Mayra Mendoza- perdió relevancia y casi no se reúne. La conformación quedó congelada tras la salida de José Ottavis, en 2016, pero podría haber novedades en los próximos meses.

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