El campo volvió a sembrarle votos a Macri

Las PASO consolidaron a Mauricio Macri como el inesperado jefe de una alianza política que late en pueblos chicos y medianos de la llanura pampeana. Es allí donde la economía privada, especialmente la que nace en el campo, determina modos de vida, ideologías que reivindican el esfuerzo propio y una mirada crítica hacia las grandes ciudades. Es por lo menos una curiosidad que un porteño se haya convertido en el representante de un conjunto social que tiene en la desconfianza un reaseguro.

Ocurrió algo más en el primero de los dos domingos electorales del año. El Presidente ensanchó el mapa de triunfos electorales en la franja central del país, al incorporar, respecto de la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2015, varias provincias que tienen la ruralidad como eje: La Pampa, San Luis y Corrientes se sumaron al interior de la provincia de Buenos Aires (otro distrito en términos sociológicos respecto del conurbano), Córdoba, Mendoza y Santa Fe (donde hay un virtual empate de Cambiemos con el peronismo).

Los números mandan. De los casi 8.400.000 votos que Cambiemos recogió en los 24 distritos, el 45 por ciento fue aportado por esas seis provincias más el interior de Buenos Aires. El 21 por ciento llegó desde el conurbano; el 11 por ciento fue el aporte al nuevo triunfo de la casa de Macri, la Capital, y apenas un 3,5 por ciento llegó desde Jujuy, Santa Cruz y Neuquén. Hasta allí, todas las provincias en las que ganó o empató Cambiemos.

"Es un nuevo voto de confianza al camino elegido. Aun cuando el Gobierno debe varios compromisos a esos votantes del interior, la gente eligió dinamizar con su apoyo un proceso que no será fácil ni inmediato", juzga Nadín Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).

La naturaleza económica del voto, en principio soslayada en distintas interpretaciones por otras variables más estridentes, encuentra una explicación ajena a la vulgar decisión de "votar con el bolsillo". Ésa es la apelación que en forma directa hicieron Cristina Kirchner y Sergio Massa, prometiendo un freno a las penurias de la economía personal de cada votante. El sentido del voto a Cambiemos parece más orientado al mediano plazo y está guiado por la creencia de que al final del esfuerzo que el Gobierno plantea habrá un buen resultado.

Hay que remontarse al lejano 1985 para encontrar a Raúl Alfonsín ganando las elecciones a caballo del Plan Austral, presentado por él mismo como una "economía de guerra"...

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