Un campeón que tiene el alma intacta

MAR DEL PLATA.- La fiesta del campeón se prolonga en la playa. El entrenador, Diego Cocca, esboza una sonrisa. Está contento. En Racing, su Racing, aparecen destellos de una identidad futbolística. El equipo sabe a qué juega y cómo hacer para desintegrar a sus rivales. Ganó nueve de los últimos 10 partidos y se ilusiona con prolongar la buena senda en la Copa Libertadores. Parece tener con qué: el talento de Diego Milito se amalgama con la potencia goleadora de Gustavo Bou. En el medio, Luciano Aued es cada vez más importante. Y Ricardo Centurión colecciona tantas gambetas como patadas en sus maltrechas rodillas.

"Estoy contento porque seguimos el mismo camino", explica Cocca, con la felicidad dibujada en el rostro tras hacer añicos a Boca. La Academia jugó al contraataque, un estilo que le sienta cada vez mejor, hasta que se supo dueña del partido. Con las expulsiones en Boca [Erbes y Marín], trianguló y jugueteó con la pelota. Cuando quiso, volvió a perforar a la defensa. A medida que pasan los días y los partidos, Racing gana en autoestima. Y se nota.

El Centurión del último semestre se parece cada vez más a ese hombrecito flaco de piernas casi escuálidas que sedujo a todos los hinchas de Racing con la pelota imantada a su pie zurdo. Corría el año 2012 y "Centu", como le dicen, debía lidiar con los insultos adentro de la cancha por su manera de jugar. El talento desfachatado y su afán por dejar en ridículo a los rivales hacían que, muchas veces, sus colegas se la agarraran con él. Aquel Centurión, joven e inmaduro, entraba en las provocaciones: el perjudicado era Racing. Este Centurión, que conserva la avidez por el firulete, el toque y la distinción, parece más aplomado. Sigue sonrojando a los que osan marcarlo, pero ya no pisa el palito. En lugar de ir al choque, se centra en sí mismo, en el fútbol. Y todo Racing se beneficia.

También se beneficia de la sociedad más temible del fútbol argentino. La encarnan Milito, el jugador franquicia, y Bou. El primero es el talento, la asistencia al mejor compañero, el estandarte. El segundo, la potencia, el remate al lugar menos pensado, la definición exacta. Dosis justas de cerebro y velocidad. Bou, además, redondeó ante Boca su primera hat-trick desde que está en el lado albiceleste de Avellaneda. Como para recordarles a sus 29 rivales domésticos y a otros tantos a nivel continental que en 2015 va a continuar con todo lo bueno que ya demostró en el último semestre de 2014. Bou tiene el pie...

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