La campaña del miedo se pone un tanto esotérica

En el anochecer de un jueves agitado, mientras el dólar ejecutaba sus espeluznantes pasos de baile, los asesores de Scioli estaban obsesionados por instalar en la opinión pública que a Macri le iba tan pero tan mal que había recurrido a una bruja. Para ridiculizarlo repartían un audio en el que el alcalde amarillo contaba su afición por la armonización budista y lo mezclaban aviesamente con el falso rumor de que una vidente ecuatoriana le había hecho una "limpieza" después de la derrota electoral en Santa Fe. Confundir una técnica budista de autoconocimiento y templanza surgida de una doctrina filosófica milenaria con una mera superchería esotérica autoincrimina a los operadores en su ignorancia, en su mala fe ("se los pasamos para que se rían de Macri") y en la extraña preocupación que al ajedrecista de Villa La Ñata le despierta todavía su amigo y principal competidor. Esta pequeña anécdota cierra cinco días extraños en que oficialistas y opositores cometieron una notable sucesión de desatinos. Parecían, por momentos, borrachos ciegos en el barro dándose bofetadas a la bartola.

El asunto se inició con los traspiés del ingeniero, hombre demasiado estructurado para digerir velozmente el revés que Lousteau y sus aliados radicales le acababan de propinar. Con menos cintura que una heladera, contrariado por los resultados que paradójicamente le habían dado un triunfo capital, salió a recitar su nuevo libreto, pero sin alegría ni convicción: lo creía con la cabeza, pero no lo sentía en el cuerpo. Lo sintió al día siguiente, cuando en una entrevista radial pudo argumentar por primera vez en contra de una eventual reprivatización de YPF y Aerolíneas, y a favor de la vigencia de Fútbol para Todos y la Asignación Universal por Hijo, pero agregándoles en cada caso críticas durísimas a los manejos actuales de esos temas paradigmáticos, que pretende reformar y mantener como políticas de Estado en el caso de alcanzar alguna vez el sillón de Rivadavia. El alcalde "budista" demostró con su propia gestión, en realidad, que cree en el rol del Estado; se siente un desarrollista y tiene como influencia decisiva la opinión de sus socios radicales, para quienes esos cuatro asuntos emblemáticos siempre fueron defendibles: "Tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario", reza la declaración de Gualeguaychú.

Últimamente, a Macri hasta le resultaba piantavotos sablear al Gobierno, puesto que él es visto como un líder únicamente antikirchnerista y...

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