La campaña entró en modo antioptimista

La política argentina no solo se ha polarizado. También se ha vuelto bipolar: de la euforia a la depresión media un solo paso. Una encuesta basta para trastocar los ánimos de los principales actores, tomadores de decisiones y militantes. Solo así puede explicarse la campaña del antioptimismo que ha emprendido el oficialismo, dirigida, sobre todo, hacia sus dirigentes y seguidores.en el que por primera vez la fórmula Mauricio Macri - Miguel Ángel Pichetto superaba en un ballottage al binomio Alberto Fernández - Cristina Kirchner fue suficiente para disparar el entusiasmo del macrismo y del antikirchnerismo en pleno. Tanto como los había deprimido y había disparado las alarmas del círculo rojo (y del dólar) la encuesta que el 18 de abril lo daba perdedor por 9 puntos en la segunda vuelta.Ahora, de lo que tratan es de evitar una ola de exitismo que conspire contra las necesidades de adhesiones y participación -sobre todo, en las primarias del 11 de agosto- que tiene el frente macrista. Pueden ser bases demasiado endebles para disparar un optimismo tan prematuro.Pero la realidad es lo que se percibe. No importa que la capacidad predictiva de las encuestas electorales esté puesta en duda en el mundo entero, mucho menos que todas las encuestadoras gocen de credibilidad por igual o que en muchos casos se usen como herramientas del marketing político. Lo que vale es si resultan verosímiles. Si, como estableció Eliseo Verón respecto de la noticia, viene a confirmar hipótesis de los receptores. Es, en definitiva, lo que pasó en abril y hace una semana.La mayoría de las encuestas muestran un sostenido repunte oficialista en los últimos 15 días contra un estancamiento del kirchnerismo, pero no una paridad, y mucho menos una ventaja para Macri, como sostuvo el solitario sondeo de Management & Fit. Sin embargo, la reversión de la tendencia negativa para el oficialismo da lugar a una evidencia: el clima de opinión cambió. De eso nadie tiene duda.Una serie de factores se han coaligado para pasar "de Devoto a la gloria", parafraseando aquella vieja frase (¿motivacional?) del fútbol sesentista por la cual de un resultado deportivo dependía la salvación eterna o terminar en la cárcel. Argentinidad al palo.Ya no es solo la calma verde cambiaria la que imprime carácter al humor social. Los primeros tramos de la campaña han reforzado esas impresiones. El autobús amarillo (la pintura original no se borra nunca) del marketing electoral en el que se desplazan los...

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