Los caminos que se bifurcan

Llegué a Lausanne, Suiza, cuyos edificios de tres o cuatro pisos se esparcen mansamente por las colinas que bordean el lago Leman, para asistir a la Conferencia Mundial de Periodismo Científico, un evento que se realiza cada dos años para pasar revista de los dilemas y desafíos que plantea una práctica convulsionada por la transformación de los medios y el avance vertiginoso de la ciencia y la tecnología.Las jornadas, con decenas de sesiones simultáneas sobre los temas más diversos (desde la robótica o la inteligencia artificial hasta la edición genética o las controversias estadísticas que plantean los ensayos clínicos), visitas a centros de investigación y sitios emblemáticos, son estimulantes por el intercambio con personas de distintos orígenes, lenguas y culturas llegadas desde los cuatro puntos cardinales, pero que sin embargo comparten problemas similares.Construida en el siglo IV a.C. a unos 500 metros sobre el nivel del mar, atravesada por ríos de agua increíblemente límpida, salpicada de árboles, enredaderas y jardines que le dan un aspecto campestre y con callecitas serpenteantes y empinadas, esta urbe parece a salvo de la irritación de las megalópolis del subdesarrollo. Dejando de lado el detalle de los precios (un café de una conocida marca internacional cuesta alrededor de 350 pesos argentinos), es pintoresco comprobar que aquí uno se sube y se baja de impecables trenes, buses y subterráneos sin que ninguna máquina o humano le exija el pasaje (sin contar con que, para los visitantes, los transportes locales son gratuitos, gentileza del ente de turismo).Pero antes de llegar hasta aquí, los periodistas argentinos que compartimos el viaje de casi 20 horas desde Buenos Aires decidimos hacer un alto en Ginebra para visitar la tumba de Borges, que se encuentra a pocas cuadras de la estación central.El calor era literalmente sofocante y las calles estaban desiertas. Después nos enteraríamos de que el termómetro había trepado hasta una temperatura enloquecida para estas latitudes: ¡40 grados! Tras...

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