Camino a jugar sin hinchas visitantes, como en el fútbol

MAR DEL PLATA.- "Paraguayo botón, paraguayo botón, sos un hijo de p..., la p... madre que te parió...". El canto de los hinchas de Peñarol a Javier Martínez fue un leitmotiv el martes por la noche, junto a silbidos y abucheos al capitán de Regatas Corrientes. Trato despectivo, violento, de pésimo gusto, sí. Y, siendo lo peor del tercer capítulo de la final de la Liga Nacional, así y todo quedó por detrás de hechos ocurridos en el primero y el segundo.El público juega su papel en esta serie y en muchos casos es negativo. Por ejemplo, en el duelo inaugural, que fue detenido cinco veces por incidentes. Hubo hinchas insultándose mutuamente antes del salto inicial; un plateísta injurió al pivote milrayitas Martín Leiva y éste le tiró agua; dirigentes de ambos clubes discutían; un árbitro frenó a Adrián Boccia antes de que hiciera un saque en la porción definitoria del encuentro porque dos espectadores lo provocaban, y tras el partido simpatizantes de ambos equipos anduvieron a las trompadas fuera del estadio, donde la policía demoró a algunos.Y algo similar sucedió dos días después. Un rollo de serpentina dio, al parecer sin intención del lanzador, en la cabeza de Leo Gutiérrez, que quedó un rato sentado en el piso, y el presidente de Peñarol, Domingo Robles, ingresó en el parquet y revoleó el elemento hacia las plateas; ambas parcialidades volvieron a intercambiar insultos; Leiva, tras embocar una pelota, celebró con fuertes golpes al banco de suplentes de Peñarol y un grito hacia el sector a donde había arrojado agua dos jornadas antes; consumada la victoria marplatense, hinchas milrayitas se empujaron con la policía y un bastonazo cortó en la cabeza a uno de ellos, y directivos locales argüían que Regatas siempre era acusado, pero que Peñarol no había cooperado. De hecho, entendían que el rival había facilitado la concurrencia, entre las 60 personas que habían viajado a Corrientes, de cuatro que en Mar del Plata tenían vedado el acceso al Polideportivo por el derecho a admisión.Una vez en la ciudad bonaerense, hubo más, incluso lejos del estadio. El lunes por la noche, simpatizantes milrayitas molestaron con bocinazos y petardos al plantel de Regatas en el hotel República. Para el miércoles a la noche perfeccionaron la técnica: arrojaron bombas de estruendo que explotaban más cerca de las habitaciones. El establecimiento debió llamar a la policía.Tras el mucho más calmo tercer partido, dirigentes locales agasajaron a sus pares correntinos con una cena...

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