A todo o nada: un camino vedado para los dubitativos

SANTA FE.- Empieza la Copa América que no perdona errores. La permanencia en el torneo se pone en juego y desde aquí la competencia se vuelve intransigente con los dubitativos. Porque éstos son los choques que legitiman las pretensiones. Llegó el instante de corroborar presunciones. Para que ese murmullo de candidato suba la voz y se transforme en palabra autorizada. Si habitualmente la programación de cualquier tramo decisivo exige entrar con todo, la Argentina se topará hoy con una demanda extra: desde las 19.15, el rival por los cuartos de final será nada menos que Uruguay. Un clásico que no disculpará distracciones ni indultará a los indiferentes.Ni la mirada más escéptica podría hablar de un duelo cualquiera que, por cierto, si no arroja un ganador después de los 90 minutos, directamente ingresará en el infartante mundo de la definición por penales. El clásico del Río de la Plata, el más antiguo del planeta, representa un valor en sí mismo, que supera la ya trascendente instancia del fixture. Se atropellan los recuerdos y los sentimientos se disparan en varias direcciones. Estos cruces marcan el destino de un equipo. Descubren fronteras y auscultan no sólo el nivel futbolístico, sino también la personalidad. En esa dirección, el temple charrúa ya está acreditado, y varios argentinos, con la soga al cuello el lunes pasado en Córdoba, también ofrecieron convincentes pruebas de carácter. El escenario volverá a probar los nervios, porque la Argentina se retiró abucheada como pocas veces del Brigadier López hace 10 días cuando empató sin goles ante Colombia.La Argentina insinuó, decepcionó y renació en la etapa de grupos. No son los mejores cimientos para encarar la etapa crucial de la Copa América. Pero comienza otro campeonato, más atrapante y misterioso. Fascinante y cruel. El que no ofrece segundas oportunidades ni entiende de concesiones. Para dejar huella, es hora de dar pasos firmes. La tentación es hablar de una final anticipada y no se trata de una exageración. Por cierto: si cada uno hubiese ganado su grupo, el clásico rioplatense hubiera animado su 178° versión recién el 24, en la última jornada del torneo, en el Monumental y con la Copa en juego. Tras golear a Costa Rica, de Córdoba la selección se trajo su vena ambiciosa y el ánimo reconstituido. El día se presenta como una bisagra. Detrás del triunfo la recompensa es jugosa porque, además de pisar las semifinales, el envión convencerá a todos de que éste es el momento para cortar 18 años sin...

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