Cambio en la visión de la Fed: el actual nivel de inflación de EE.UU. dejó de ser 'transitorio'

En el año 2020 -debido a la pandemia- el PIB de EEUU cayó un 3,5%. Como era de esperar, la pronunciada baja en el nivel de actividad económica provocó un fuerte incremento del desempleo; llevando su tasa desde el 3,5% en diciembre 2019 ( prepandemia ) a un máximo del 14,7% en abril 2020. Ante este crítico escenario de recesión y desempleo, las autoridades del país del norte implementaron fuertes políticas monetarias de estímulo. En efecto, en marzo del 2020 -inmediatamente después de la exacerbación del contagio epidémico- la Fed llevó su tasa de referencia a un rango mínimo histórico del 0%-0,25% y comenzó a inyectar en la economía sustanciales cantidades de dinero.

A partir de esta inédita combinación de tasa y liquidez, la autoridad monetaria (Fed) logró evitar en 2020 una profunda recesión ; llevando la actividad económica -luego de una baja inicial trimestral de 31,2%- a "sólo" un 3,5% contra un promedio mundial del orden del 5%. Por su parte, a pesar de la mencionada emisión monetaria y debido fundamentalmente a la caída de la demanda agregada, la inflación anual 2020 registró un valor de apenas 1,2%.

Ahora bien, a pesar de estos logros, hacia fines de dicho año un gran número de analistas plantearon su preocupación acerca de si el brutal incremento de oferta monetaria no llevaría en 2021 a incrementos de precios superiores al 2% anual objetivo de la autoridad monetaria. A este respecto, a partir del corriente año, la inflación comenzó a subir en forma creciente llegando a un 5,4% en septiembre; por cierto, casi el triple de la meta anual del 2% fijada por la autoridad monetaria.

Sin embargo, hasta ese momento la Fed consideraba que la suba de precios era un fenómeno "transitorio" que se debía a factores "no estructurales" y que, por lo tanto, la misma se iría reduciendo a partir del 2022 debiendo llegar, hacia fines de dicho año, a valores próximos a la meta del 2,0%. El racional de dicha hipótesis era que los valores en cuestión no se debían a la fuerte inyección monetaria sino a factores colaterales que se irían corrigiendo en el mediano plazo; básicamente: aumento de los costos energéticos (petróleo, gas y carbón); disrupción en la cadena de suministros de bienes y servicios (lo que provocaba excesos temporales de demanda sobre la oferta) y desfaje de corto plazo entre una creciente demanda laboral y una oferta restringida por la pandemia (lo cual generaba presión sobre los salarios). La posición era clara: a medida que la...

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