Cambiaron la economía y la política
La pregunta no era si la Argentina se quedaría sin crédito externo, sino cuándo sucedería esa crisis terminal de financiamiento. Cuando Mauricio Macri advirtió que era eso lo que estaba escuchando de sus funcionarios, aceptó de inmediato el consejo del ministro de Finanzas, Luis Caputo, que le venía proponiendo recurrir preventivamente al Fondo Monetario. El término "preventivo" es correcto, porque al país no le habían cerrado las puertas los prestamistas privados cuando decidió pedirle un favor a Christine Lagarde.
Era seguro, sin embargo, que en algún momento lo harían. A grandes trazos, influían tres factores: los cambios en la economía internacional (la suba de tasas en los Estados Unidos); la vulnerabilidad de la economía argentina (déficits fiscal y de cuenta corriente muy altos), y la demagógica distancia que los opositores locales habían tomado del Gobierno.
Macri hizo varias autocríticas explícitas e implícitas. La primera de ellas, que fue expresa, se refirió al exceso de optimismo cuando el macrismo accedió al poder. Subestimó la enorme carga de la gestión cristinista que recibía y confió en que algo más razonable en la administración provocaría por sí solo un torrente de inversiones. Aceptó el consejo de Durán Barba de que a la sociedad le importa más el futuro que el pasado. Es cierto que cualquiera prefiere que le hagan un boceto del futuro antes que repasar lo que ya vivió. Pero un gobierno no puede saltarse la obligación de aclarar con qué dificultades dará el primer paso. Un ministro de Macri suele decir, por ejemplo, que la decisión de Cristina Kirchner de vender dólares a futuro, a un precio un 30 por ciento más bajo que en el mercado local, fue una bomba de tiempo colocada bajo los pies de cualquier gobierno que la sucediera.
Autocríticas menos explícitas significaron una importante modificación en el ritmo del gradualismo para la reducción del déficit fiscal y la recreación de una mesa política. Ambas cosas están estrechamente vinculadas. Hay que volver a Durán Barba: él dijo que Macri no es neoliberal ni desarrollista, sino lo que puede ser. Así es. Se terminó el gradualismo, entonces, para ingresar en el pragmatismo sencillamente, porque no tiene margen para seguir con el gradualismo tal como este era. Y para eso necesita que lo acompañen sus aliados y un sector importante del peronismo. Si se repasa el período de gobierno de Macri es fácil descubrir que el ala política de su administración siempre cobró importancia...
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