Cambiar para preservar el poder, el juego de Khamenei

Los reformistas moderados habían perdido las esperanzas de verlo ganar. Eran más bien sus adversarios principalistas (fundamentalistas) quienes se inquietaban por su posible victoria. A tal punto de que, durante la corta campaña electoral, concentraron sus ataques esencialmente sobre él. Pero sería un error interpretar el triunfo de Hassan Rohani como el anuncio de una inevitable guerra entre el nuevo presidente y el todopoderoso guía de la revolución, Ali Khamenei. Más bien se trata de la prueba de que el equilibrio de poder en Irán es mucho más complejo de lo que parece a simple vista."Si bien los conservadores continúan controlando los resortes esenciales del país, centristas y reformistas probaron que -incluso cuando las cartas están echadas en su contra- pueden triunfar con el apoyo de la población", afirma la analista iraní Trita Parsi.Khamenei, a quien muchos comparan con Maquiavelo por su capacidad de pensar cómo mantenerse en el poder, lo sabe mejor que nadie. Prueba de esa habilidad es su longevidad política. El sucesor del ayatollah Ruhola Khomeini, fundador de la revolución islámica, dirige los destinos de Irán desde hace 24 años. Después de Qabus, sultán de Omán que reina desde 1970, Khamenei es el decano de los jefes de Estado de Medio Oriente.Su autoridad no es cuestionada por ningún círculo de poder, gobiernen moderados o conservadores. Los pasdaranes (miembros de la Guardia de la Revolución) tienen un solo líder: Khamenei, el guía supremo. Lo mismo sucede con la justicia, el Parlamento, el Consejo de Guardianes, la Asamblea de Expertos y, naturalmente, la presidencia, cualquiera que sea quien la ocupe.También es cierto que Hassan Rohani, elegido ayer presidente, está lejos de ser hostil al sistema. Sin el apoyo de Khamenei jamás habría podido ser secretario general del poderoso Consejo de Seguridad Nacional durante 16 años, ni haber dirigido las negociaciones sobre la cuestión nuclear con Occidente obteniendo del Guía, en 2004, una suspensión del enriquecimiento de uranio, un hecho considerado como una "traición" por los principalistas.Rohani, el ayatolleslam (rango intermedio en el clero chiita) es -como todos los candidatos autorizados a participar en esta elección- un hombre del establishment , un religioso que adoptó la vía trazada por...

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