Cambiar para que nada cambie

La decisión de ponerle fin al ciclo de Sergio Batista estaba consumada y en el seno del comité ejecutivo de la Asociación del Fútbol Argentino, mientras se debatía por el sucesor del seleccionado mayor tras la decepción de la Copa América, otra preocupación común se puso sobre la mesa: el futuro de los juveniles y la necesidad de un cambio. Transcurría julio.Con los contratos de los integrantes de la generación del 86 vigentes, pero con próximo vencimiento, el primer apuntado en la imperiosa necesidad de renovación fue Carlos Bilardo, como líder de un proyecto que varios dirigentes entendieron como concluido.La defensa personal y el amparo presidencial de Julio Grondona permitieron la supervivencia de Bilardo, en una de sus etapas más complicadas desde su vuelta al predio de Ezeiza como secretario de selecciones.La figura de asesor de la presidencia implicaba una mudanza desde el predio a Viamonte que nunca se consumó y, pasada la tormenta, el ex técnico del seleccionado en 1986 y 1990 siguió cerca del equipo nacional, ya con Alejandro Sabella como nuevo conductor.El sector más radical del comité ejecutivo, representado en del presidente de Lanús, Nicolás Russo, fue claro en su pedido: "Para mí se necesita un cambio integral, de la cabeza a los pies, porque todo funcionó muy mal en estos años. Para nosotros, el ideal es Luis Zubeldía", y apuntó directamente a Humberto Grondona, subdirector de selecciones juveniles.Sin embargo, si bien en el círculo íntimo del presidente no había una posición común en cuanto al futuro de los juveniles, se gestaron dos corrientes divergentes que fueron mutando a lo largo de este último semestre.La primera, quizá la más romántica, impulsó el regreso de José Pekerman y Hugo Tocalli para tratar de recuperar la mística perdida en el último lustro y para volver a intentar retomar una senda formativa y triunfal.Sin embargo, la fría y distante relación de Pekerman con Julio Grondona desactivó rápidamente esta posibilidad, que tenía en Luis Segura, presidente de Argentinos, a su más firme impulsor. "Hay que revisar todas las estructuras. Los resultados no fueron los mismos que en el ciclo Pekerman-Tocalli, pero la responsabilidad no es sólo de los entrenadores de las distintas divisiones", expresó Segura.Con el tiempo, la segunda opción fue tomando cada vez más fuerza y retroalimentándose con Bilardo y Humberto Grondona, ya lejos de la cuerda floja y recuperando su capacidad de injerencia. Buscar un técnico de experiencia para que...

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