Calles semivacías en una ciudad que tuvo la cadencia de un pueblo

El paro nacional y los casi veinte piquetes en las arterias de acceso sumieron a la ciudad de Buenos Aires en una suerte de coma. tránsito ni bocinazos, adoptó por unas horas la cadencia propia de un pueblo, una ilusión sólo destruida por las inmensas montañas de basura que se acumularon en las esquinas luego de unas pocas horas sin recolección.Sólo al mediodía se empezó a desperezar lentamente, cuando algunos negocios en las zonas céntricas comenzaron a levantar tímidamente las persianas. Pero durante la mayor parte del día prevalecieron las calles semivacías y una mayoría de comercios cerrados."La verdad que se siente mucho este paro. Acá no vino a trabajar nadie, no se ve gente en la calle, no hay actividad. De todos los paros por los que pasé, éste es realmente fuerte", describió ayer Gustavo Manichio, un portero que hace casi 20 años trabaja en un edificio de oficinas en las esquina de 25 de Mayo y avenida Corrientes, en pleno microcentro, donde el silencio golpeaba con la fuerza de lo inesperado.Además de los servicios de transporte público, pararon también la mayoría de los hospitales de la ciudad -que sólo mantuvieron una guardia de emergencia mínima-, las estaciones de servicio, los gremios judiciales, los puertos, los empleados públicos agrupados por ATE. y muchos restaurantes y bares, sumiendo a la ciudad en un sopor que ya no se experimenta en Buenos Aires ni siquiera en el mes de enero.Tampoco el servicio de bicicletas de la ciudad funcionó ayer. No porque el sistema EcoBici hubiera adherido al paro, informó la Subsecretaría de Transporte de la Ciudad, sino porque, por la huelga, el personal que opera las 28 estaciones no pudo llegar a sus lugares de trabajo.La única huella de la intensa velocidad a la que palpita la ciudad eran los centenares de afiches que durante la noche cubrieron paredes desde Retiro hasta La Boca, con la consigna "fundieron un país, ahora lo paran" y la foto de el ex presidente Menem y , y que al mediodía ya se empezaban a cubrir con otros de ATE."Se siente mucho. Estimo que al final del día voy a haber vendido un 20% de lo que suelo vender, pero vine igual porque soy independiente y tengo que pagar mis gastos", señaló Alberto Abad, dueño de un maxiquiosco en el microcentro.En el Aeroparque Jorge Newbery, donde se suspendieron todos los vuelos, la escena era inesperada. Al...

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