Lo que calla esta campaña de silencios

El chavismo ha reconocido repetidamente la influencia ideológica del primer Perón, pero lo cierto es que éste prefirió irse a desatar un derramamiento de sangre. Algunos intelectuales kirchneristas le exigen ahora a Maduro que meta bala como aquella juventud sindical le reclamaba a Perón que exterminara a los "zurdos" insurrectos de los años 70; esa segunda vez, el General no se hizo rogar: persiguió a sangre y fuego a los montoneros y a los trotskistas del Ejército Revolucionario del Pueblo que lo desafiaban. Muchos militantes de la izquierda peronista que repudiaron el militarismo de Montoneros, que luego se integraron a las tradiciones republicanas y que confraternizaron con las socialdemocracias del mundo, que defendieron la libertad y los derechos humanos y que lucharon contra toda violencia política, contra el terrorismo de Estado y contra el partido militar, convalidan hoy un régimen militarizado que desprecia a las centroizquierdas por "reformistas", que viola las instituciones "porque son trucos de la derecha", que ejerce la represión estatal con ejércitos siniestros y grupos parapoliciales y que además practica el asesinato de estudiantes, el encarcelamiento de opositores y la censura de disidentes. A esto se agrega el hecho de que la izquierda peronista democrática soñó siempre con una gestión virtuosa que no hambreara al pueblo, desgracia que alcanzó solita y sola la administración bolivariana, a pesar de que el "imperio norteamericano" continúa comprándole el petróleo para que siga subsistiendo en medio de sus autoinfligidas calamidades.

El triunfo de la revolución cubana puso de moda el guevarismo, y éste penetró el movimiento peronista con resultados trágicos en los años de plomo. El triunfo del "socialismo del siglo XXI" en Venezuela, auspiciado por los cubanos, puso de moda el populismo autoritario en América latina e infestó un peronismo que tenía tradicionales vicios populistas, pero al que hasta entonces no se le había ocurrido la absurda idea de volver al 45 y que había evitado juiciosamente radicalizarse. Ese peronismo se mezcló con antiguos estalinistas (Diana Conti se jactó de serlo aun después de aceptar las masivas carnicerías de Stalin) y con fascistas de manual que los habrían "cazado" con gusto durante los momentos álgidos del setentismo. Néstor hablaba pestes en privado de Chávez, pero su viuda cayó hechizada por el lenguaraz, y de hecho su último gobierno siguió los consejos del comandante y extremó posiciones...

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